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>• Uno, en un terreno arcilloso de difícil escarbación, tomando en cuenta que gran parte del trabajo se hace con instrumental de dentista.

•< El otro, en terreno de polvo fino poco compactado, de fácil escarbación.

>• Uno, en una posición acurrucada y sobre un costado.

•< El otro, simplemente sobre su espalda.

>• De un esqueleto, se pudo sacar solamente una pequeña parte en el día; y no sin su problema. Este finado, después de haber muerto, hace unos 5.000 años, con toda su dentadura completa y en buen estado, y después de haber sobrevivido, si se puede decir, todos estos milenios con su dentadura intacta, hoy, perdió un diente bajo la espatulita dental del arqueólogo. ¡Que fea se pone una calavera a la cual le falta un diente! Uno de los arqueólogos presentes preguntó, por cualquier emergencia, qué grupo sanguíneo tenía el esqueleto.  Ha Ha Ha.

•< Del otro esqueleto, se sacó todo, o mejor dicho todo lo que había, porque resultó evidente que, hace ya milenios, pasaba en Real Alto lo que pasa, hoy en día, en el pueblo de Valdivia.

   A este esqueleto le falta la cabeza, las vértebras cervicales, toda la mitad derecha del torso, y el brazo del mismo lado. Muy simplemente, así como en Valdivia aquel hombre nos quiso vender una calavera porque tropezó con ella el día anterior al excavarse un pozo negro - de manera que, ahora, hay un esqueleto sin cabeza en un patio de Valdivia - así, en este sitio, hace miles de años, alguien tuvo la necesidad de abrirse una zanja, tropezó con el estorbo de una calavera, un brazo y un costillar - y, como, en aquellos días, seguramente no se vendía huesos a forasteros, los tiró donde no le molestarían, y en el resto del finado así descuartizado ni pensó porque no le molestaba, y siguió con su trabajo. Y no es ello una teoría, porque hoy se ve, en el terreno, las grietas delineando el perfil de aquella zanja. Un muerto que hoy, por segunda vez, en miles de años, fue sacado de su descanso eterno.

Ah, pero sí, éste fue el último día aquí. Mañana, si Dios quiere, estaremos en Guayaquil.

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\gq/  Pasó nuestro primer día en Guayaquil.  

Fue tal remolino que no tenemos ni el tiempo ni la fuerza ni la claridad mental de hacer nuestras anotaciones.  Quizás mañana, pero tampoco es seguro.