\_ Hablando de carbonización, cualquier pizquita de cualquier cosa carbonizada que sea, es un hallazgo sin par. Urgentemente se recoge los pedacitos carbonizados - pero no con los dedos, por favor, para no contaminarlos, sino con pinzas de cirujano - esterilizadas, naturalmente - y, de todos modos, algunos son tan pequeños que no se podrían recoger de otra manera; y se los coloca meticulosamente en bolsitas de aluminio.
\_ Otra recolección favorita de los arqueólogos - y todavía más emocionante, porque, al hacer la recolección de las muestras, ni siquiera se sabe si se está recolectando lo que se espera recolectar - es la del polen, de polen fósil, se entiende, o por lo menos de la misma época que los restos arqueológicos.
Como el polen, si es que está presente, está invisible en el suelo, se toma muestras de suelo a ciegas, especialmente en un sitio que, en algún momento, fue un hoyo, y se tiene la esperanza de que un análisis de laboratorio detectará la presencia de polen.
De todos modos, la recolección se hace con el mismo cuidado y la misma celeridad que la del carbón; y con un resguardo adicional: cuando se llega a un punto de donde se quiere sacar una muestra con - bueno, no con polen, sino con esperanza de polen, se prepara una cuchara esterilizada, una bolsa de plástico con cierre hermético, se aparta la capita superior de tierra que ya estaba en contacto con los contaminantes de hoy, inclusive con una posible contaminación de polen de hoy, con toda celeridad se recoge la muestra de tierra con esperanza de polen, se la pone en la bolsa y - nunca se pecará por exceso de precaución - se le agrega unas gotas de fenol, después de lo cual se cierra la bolsa herméticamente y se sacude para mezclar bien el fenol con la tierra.
\_ Los arqueólogos trabajando en el cementerio no son, y no fueron, los primeros interesados en el cementerio - guaqueros tuvieron su propio interés en él, de manera que los arqueólogos trabajan en lo que los guaqueros no alcanzaron a destruir; inclusive, hace no más de un año, si bien el sitio estaba ya bajo vigilancia arqueológica, unos guaqueros se metieron por entre la maleza para tratar de sacar algo.
\_ Otra sección excavada, se supone que era un recinto que habitualmente se llamaría ceremonial pero que estos arqueólogos decidieron llamar, de manera menos estereotipada, y quizás más adecuada, centro de fiestas.
\_ Todo, sin duda, un abnegado y meticuloso trabajo de una comunidad científica. Y ya que, en cualquier ambiente científico, lo primero que se sospecha en una investigación es su falsificación, preguntamos si también existe esta aberración en la cofradía arqueológica. Pues, no realmente, porque, hoy en día, toda investigación está sometida a análisis y control tan rigurosos que nadie se atrevería.