español english français česky

  • Pasado el orificio de entrada, hay un pozo vertical de paredes lisas y paralelas de unos 40 metros de profundidad, lo que corresponde solamente en parte con los datos publicados porque éstos se referían a tres bajas, cada una de 70 metros.

  • En el  fondo del  pozo, hay  dos aberturas, una, sin  continuación; la
otra, que sí es el acceso al sistema de pasadizos y salas.

  • Tanto el pozo, como la entrada en su fondo, como muchos pasajes dentro del sistema, dan la vívida impresión de haber sido hechos de manos de hombre o por lo menos de algún ser inteligente. Partes de los pasillos están derrumbados pero, pasados los derrumbes, siguen las formas bastante simétricas; a veces con paredes bien verticales y el cielorraso bien horizontal, a veces con las paredes verticales y el cielorraso abovedado, a veces como un tubo redondo - en esto, coinciden el mayor, el coronel y aquel libro.

    El mayor nos habló de una sala grande, llena de hileras de gradas, como para la audiencia en un teatro; nos habló de un pasillo con hileras de cavidades a ambos lados como si fueran habitaciones; el coronal nos dijo no haber visto el pasillo con las cavidades. Ambos coincidieron en describir salas intraterráneas de proporciones tales que, en ciertos casos, los focos de televisión de la expedición no lograron vencer la oscuridad, de manera que los fondos de las salas quedaban invisibles en el misterio de las tinieblas - todo lo cual también concuerda con aquel libro.

  • Pero, de las otras maravillas aducidas en el libro, de los objetos sensacionales en materiales desconocidos, de los tesoros incaicos, ni la sombra vieron.

  • Vieron maravillas, sí, pero no del tipo tratado en el libro sino maravillas zoológicas y botánicas. Ambos hablaron de ratas color claro, de alacranes grandes, grises y hasta blancos, de 30 centímetros de largo, de culebras como de varios metros, insectos con alas blancas y transparentes, todos ciegos, sin temor alguno al hombre, y sin agresividad. El mayor también vio una maravilla botánica, que el coronel dice no haber visto, unos pequeños arbustos de quizás tan sólo 5 a 10 centímetros de altura produciendo destellos para atraer insectos y luego atrapar éstos entre sus ramitas. El mayor incluso dijo haber sacado algunos de estos arbustos con sus raíces; pero que se marchitaron instantáneamente al contacto con la luz del día, como alcanzados por un relámpago.

    Si lo dicho hasta ahora fuera todo, evidentemente no habría maravillosas artificialidades en la red intraterránea, y todo lo sensacionalizado al >>>>>>>>