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  Ahora que es bien imposible asignar una fecha al descubrimiento del río de las Amazonas; y no se puede tomar el punto de partida de Francisco de Orellana como punto de partida de alguna exploración, y menos, pues, de algún descubrimiento. Es que, cuando Orellana armó su balsa a orilla del río Napo y la largó a flotar, su propósito no era en absoluto descubrir algo épico sino prosaicamente salvarse, y sus compinches, de muerte por hambre y flechas envenenadas. Fue bastante más tarde que Orellana empezó a descubrir que estaba descubriendo algo. Conviene saber que todo ello ocurrió en los años 1541 y 1542, sobre ocho meses.

* En varias oportunidades, tratamos de encontrar algo razonable en el mundo de la radiodifusión, pero la lamentable verdad es que - si bien, de vez en cuando, se tropieza con alguna perlita, inclusive con música del diabólico Paganini en la radiodifusora franciscana - recorrer las ondas radiofónicas quiteñas es más o menos tan agobiador y tan desanimante como recorrer un desierto en busca de un oasis; de vez en cuando, se encontrará uno, pero, en última instancia, la poquedad de lo encontrado no justifica el agotamiento y el aburrimiento de la búsqueda; además, el sonido de Radio Nacional es bastante malo.

* Finalmente, la historia se repite. Cuando bajábamos por México, se erguían frente a nosotros los cuadros estremecedores del conflicto centroamericano; cuando estábamos por cruzar la selva del Tapón del Darién, se dibujaba en nuestro futuro, al decir de la gente, una muerte prematura, si no un estripamiento en vida, a manos de unos bandoleros colombianos; y ahora, que estamos a poco de entrar al Perú, está apareciendo gente, y están apareciendo noticias en los diarios, que hacen del Perú un callejón problemático. En Centroamérica, eran los sandinistas; ahora, nuestro futuro peruano revuelve alrededor de los senderistas. Parece que ni podremos ir al famoso Machu Picchu, no sabemos si el punto más sobresaliente, pero seguramente uno de los más afamados, de toda América.

  Para tomar las cosas del lado más constructivo posible, por lo menos no nos podemos quejar de que falte variedad: después de los sandinistas soviéticos o libaneses, nos esperan los senderistas maoistas, o, por lo menos, es así que lo entendemos de los medios de información. Qué se le va a hacer; nosotros tenemos que seguir.  Veremos.

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Sábado.  Ya de tarde.

Vamos a aprovechar el fin de semana para salir fuera de la ciudad, lo que, creemos, no va a ser difícil porque no hay grandes suburbios y porque el tráfico es tan benigno - si bien justamente vimos en el diario un artículo >>>>>>>>