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Hemos pasado por el pueblo de Sept-Iles. De quebecense tiene solamente el nombre; en todo lo demás, es una pura copia de cualquier pueblo vespucciano: estaciones de servicio, moteles, playas de estacionamiento para centros de compras, comidas al paso, y nada más. Así que no duele dejarlo y seguir adelante. Lo malo es que ya oscureció casi por completo, y eso que son recién las tres y media; pero no nos podemos quejar, así son el día y la noche a esta latitud. Así, a lo largo de este paralelo, que pasa más o menos por el norte de Terra Nova, el norte de la isla de Vancouver - y por Manchuria, Mongolia y Europa continental también, como referencia - al 21 de diciembre, hay solamente ocho horas de luz.

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Sí, hemos pasado la noche un poco después de Sept-Iles.

Ayer, la salida de Sept-Iles resultó tan mediocre como la ciudad misma, con signos evidentes de que habíamos vuelto a la civilización; con industrias; y, sobre todo, una triple línea paralela de alta tensión que la vista no podía ignorar, que parecía tachar la naturaleza y hasta negarle a ésta su derecho de existir.

Pero, esta mañana, poco a poco, el paisaje se está recomponiendo, y desde hace ya buen rato, otra vez tenemos un panorama hermoso; con el río - o el mar, como se lo quiera considerar - a nuestra izquierda; con el camino siguiendo una línea sinuosa a lo largo de la costa bastante quebrada; con una verdadera galería de exhibición - a veces a la derecha, a veces de ambos lados - de estalactitas de hielo sirviendo de cortinado a paredes de rocas desnudas en los cortes viales a veces zanjados a través de algunas lomas más pronunciadas; y con bosques bastante extensos de coníferos por doquier; en conjunto, una carretera muy espectacular, y no se sabe adónde mirar primero, qué admirar primero; debe de ser una de las hermosas carreteras de América. Aprovechemos.

Hemos llegado a la zona de los pueblos de Baie-Comeau y de Hauterive. Hasta aquí, la hermosa variedad de la costa siguió sin menguar. Vamos a ver qué es lo que sigue más adelante - si bien aquello de "ver" es una manera de hablar porque otra vez es casi de noche.

Vamos a pernoctar un poco después de Hauterive.

Tiempo para desahogarnos de un misterio.

Escuchando la radiodifusión francófona de Québec, nos quedamos asombrados por el resultado de la cruza de dos factores.

El factor de la falta de espíritu crítico, si no de sesos, en aquellos que, por su posición de guiar o descarriar a millones de sus congéneres humanos, >>>>>>>>