contenido - ni siquiera se fijaron si el vehículo que tenemos es el mismo que aquel identificado en la garantía; y nada de fotografía del conductor - ¿entonces, para qué la exigencia burocrática de aquella fotografía? Y nos encontramos libres en Ecuador.
Y pensar que ni la preocupación previa al cruce ni el alivio posterior al cruce hubiesen existido en otros tiempos, o sea hasta 1830, cuando aquí tampoco hubiésemos tenido que cruzar una frontera, porque Ecuador y Colombia, y Panamá, y Venezuela, todos formaban un solo país, la Gran Colombia.
Por ello es que, en esta frontera de hoy, vimos la inhabitual situación, reflejando aquella unidad anterior, de dos banderas idénticas flameando, una de cada lado de la frontera, con las mismas tres bandas horizontales, con los tres mismos colores, y la sola diferencia, que la ecuatoriana tiene un escudo que la colombiana no tiene. Muy interesante; y, en cierta manera, emocionante.
Lo que, a su vez, desemboca en un último parrafito respecto a Colombia. Respecto a la dificultad que tuvo Colombia, después de la disolución de aquella Gran Colombia - pero todavía con Panamá como parte integral suya - para encontrarse una denominación que le satisficiera definitivamente.
Desde 1831 hasta 1858 se llamó República de Nueva Granada.
Desde 1858 hasta 1863 se llamó Confederación Granadina.
Desde 1863 hasta 1886 se llamó Estados Unidos de Colombia.
Recién desde entonces se llamó República de Colombia.
Ahá, así que fue en 1863 que Colombia - en vez de quedarse con alguna forma de Granada, que, por lo menos, hubiese guardado alguna relación con la primera denominación española de esta parte de América, que era Nueva Andalucía, y hubiese guardado una directa relación con la segunda denominación española de esta parte de América, que fue Virreinato de Nueva Granada - se puso en el insoluble dilema de querer honrar a Colón sin llamarse por ello Colonia. A no ser - seguimos con la duda, y seguiría con esta convicción cualquier visitante extra-terrestre - que Colombia es simplemente el País de las hermosas Palomas.
Y si el nuevo país quiso de veras honrar a Colón sin menoscabo propio y sin palomas, ¿por qué no se llamó Cristobalia?
Subiendo, con alivio pues, de estos 2.700 metros hacia nuestra primera meta en Ecuador, el pueblo de Tulcán, a escasos kilómetros de la frontera; mejor dicho, el cementerio del pueblo.
Cambió el país, mas no cambió la manera de dar, o mucho mejor dicho, la ineptitud para dar, direcciones. Aquí, en Ecuador, tampoco saben que existe una derecha, que existe una izquierda, que existe una primera, o segunda, o tercera esquina; todo es para arriba o para abajo, sin que se tenga la menor idea, si abajo o arriba es derecha o izquierda, o viceversa, ni en qué esquina >>>>>>>>