aproximada de llegada a la frontera de Ecuador, una imposibilidad para nosotros - requisitos burocráticos adicionales no muy auspiciosos.
Acabamos de cruzar el paralelo número Uno, el último paralelo del hemisferio norte antes del ecuador. Otra vez, se nos vuelan la memoria y la imaginación hacia aquel islote frente a la costa norte de Groenlandia, paralelo 81. Qué distancia. Cuántas cosas hemos aprendido.
También, en esta misma zona, ya no hay duda de que estamos en el Chinchaisuyo, la provincia más septentrional de las cuatro provincias del Tahuantinsuyo - en denominación más común, del imperio de los Incas; inclusive, ya vimos nombres con las típicas desinencias "cocha" y "bamba".
La duda en cuanto a dónde exactamente pisamos tierra tahuantinsuyense, o incaica si se quiere, se debe a que se cuenta que el límite norte del imperio incaico era un río Ancasamaya; pero
- por una parte, en un mapa bastante detallado de Colombia que tenemos, no encontramos el tal río,
- por otra parte, en un mapa especializado en esta temática, el río Ancasamaya, en vez de tener un curso propio, se presenta exactamente en la ubicación y en la forma de la mitad baja del río que hoy se llama Patía - lo que, por sí, no sería extraño porque denominaciones duales no escasean, como ser Naranjo también se llama Uribe Uribe (sic), Payán también se llama Magüí, Bocas de Satinga también se llama Olaya Herrera, y otros, todos en la misma región,
- pero, y por otra parte más, e insalvable, salvo con algún nuevo detalle ahora escondido, otra fuente especifica que el río Ancasamaya es tributario de un río Guaitará - río, éste, que tampoco encontramos en el mapa moderno y que el mapa especializado ignora - cuando, y mientras que, el río Patía, y pues su posible alter ego, bajo el nombre del río Ancasamaya buscado, se vierten directamente en el mar. ¿Entonces?
Es también aquí, sin duda, que termina la particularidad de la trifurcación andina de Colombia; aquí, los Andes se han vuelto un solo tronco.
Puesto fronterizo a la vista. Brrr.
Sí. De manera bastante increíble, estamos en Ecuador.
Primero, en la parte colombiana de la frontera, todo se arregló de la manera la más civilizada posible: para el vehículo, un sello y una firma dejando libre la fianza del 150/oo del valor del vehículo por la salida de éste; para nosotros, un simple sello en los pasaportes.
Luego, del lado ecuatoriano, una firma y un sello en la fianza del 150/oo, un sello en los pasaportes; absolutamente ninguna revisación del vehículo o de su >>>>>>>>