Se nos presentan a la memoria, ahora, dos incidentes de hoy, quizás chiquilinadas solamente, pero que, en conjunto con otros incidentes anteriores, van conformando un cuadro.
En Inzá, cuando estábamos parados con las ventanas del vehículo abiertas, las de adelante - las de atrás nunca, ni en Colombia ni en otro país alguno, por razones obvias - pasó un muchachón y nos tiró una basura dentro del vehículo. Luego, en camino, desde lo alto de un peñasco, unos muchachones nos tiraron agua, que nos alcanzó directamente por la ventanilla abierta. Estos incidentes, más el daño que nos causaron en Muzo a las letras de nuestra inscripción, más los retenes, más la increíble odisea de la aduana de Cartagena - que no será fácil olvidar, más el atrevimiento sin par de la gente, joven y vieja, de meter la cabeza dentro de la ventanilla misma del vehículo parado, sin siquiera el pretexto de hablar con nosotros, sin decir palabra, sin pedir permiso, todo ello configura un cuadro único de Colombia que nunca ocurrió, ni siquiera parcialmente, en ningún otro país, y que no habla bien de Colombia, mejor dicho que no habla bien de los Colombianos, mejor dicho que no habla bien de ciertos Colombianos; porque Colombia, como país, y ciertos Colombianos, tienen cosas buenas que ofrecer.
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De tarde. Popayán.
Božka fue al mercado para rellenar la pulpería, agotada por el tiempo más largo que pronosticado en las zonas arqueológicas de San Agustín, de Tierradentro, y de los sitios colindantes.
Mientras tanto, las anotaciones de hoy.
Esta mañana, no tomamos el camino directo de Totoró a Popayán. Tal como previsto desde antes de Inzá, nos desviamos al pueblo de Silvia. En camino, siempre alrededor de los 2.500 metros de altitud, más incongruencias botánicas de ambiente templado a una distancia de tan sólo una pizquita más de dos grados del ecuador; especialmente una combinación de cultivos de papas y de un gran bosque de coníferos, mucho más típica del centro de Europa que del medio de los intertropos.
Fuimos a Silvia no por Silvia, sino porque Silvia nos sirvió de entrada a la región de los paraborígenes Guambianos - o sea, por una parte, la comarca de Guambia, un valle amplio, hermoso, fértil, cultivado a lo máximo, salpicado de casas, y, por otra parte, un pueblo simplemente llamado El Pueblito.
Por lo que vimos, son estos paraborígenes los únicos realmente diferentes y típicos, de todas las partes de Colombia que visitamos hasta ahora; pero no son tan diferentes de ciertos paraborígenes que vimos no nos acordamos si fue >>>>>>>>