nariz. Fue la primera pieza de orfebrería precolonense que tuvimos en la mano. Y fue la primera vez que Božka ostentó una nariguera de oro precolonense en su propia nariz.
Y no fue fácil mantenerla sin el agujero de rigor
Pero, más importante que todo, nos invitó, si queríamos, a acompañarlo, el lunes, o sea pasado mañana, a guaquear, o sea a ver cómo él hace para localizar con exactitud una tumba - por lo menos esto; y si la suerte lo acompaña, y si tenemos tiempo para quedarnos, lo que podría ser de uno a tres días, nos invitó a ver cómo la abre, y ver por primera vez, junto con él, cómo estaría la tumba por dentro, qué habría o qué no habría; una oportunidad, naturalmente, de privilegio, ya que mucha gente lee de la experiencia exótica del guaquerismo pero poca gente tiene la oportunidad de presenciarla personalmente. Además, el guaquerismo es un rasgo típico no solamente de Colombia sino también de los demás países andinos, así como, se podría decir, de todos los países con riquezas arqueológicas todavía no del dominio público.
En este caso, como en otras oportunidades anteriores, nos encontramos entre el indudable interés de la gentil oferta y el problema siempre presente de la seguridad de nuestro vehículo y de su contenido mientras estuviéremos lejos de él. Como primera medida, ya fuimos, hoy mismo, a la aldea perdida alto en los Andes, encima de Inzá, donde habría que dejar nuestro vehículo para, luego, seguir a pie - tanto para ver si el camino sería carreteable para nuestro vehículo como para ver el ambiente de la aldea; el camino, sí es carreteable; la aldea no parece mala, si bien no hay cura ni policía para dejar el vehículo con alguna autoridad - así que este aspecto de seguridad no está todavía resuelto.
Incidentalmente, el panorama de Inzá a Turminá - que es el nombre de la aldea - es de una grandiosidad a quitar el aliento.
Por todo ello, no pasamos hoy de Inzá, y estamos de vuelta frente ... al parque de Tierradentro, para pasar esta noche, y el día de mañana y su noche, y para acudir, el lunes a las 7:30 de la mañana, a una cita con nuestro guaquero - si bien no estamos decididos todavía completamente si queremos ir, dada nuestra duda latente en cuanto a la seguridad de nuestro vehículo; pero no perjudicará quedarnos - al contrario, tendremos todo un día para las muchas cosas que siempre esperan, inclusive las interminables transcripciones; y mientras tanto se nos asentará, tranquilamente y por sí sola, nuestra impresión en cuanto a la seguridad del vehículo, y por lo tanto, nuestra inclinación a hacer o no hacer lo que nos gustaría hacer.
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Lunes, tempranito de mañana.
Llovió toda la noche del sábado al domingo, y buena parte del domingo. Decíamos "que llueva, que llueva", con la lógica de que cuanto más llovería >>>>>>>>