rodilla; pasar de un peldaño a otro es un buen ejercicio para flexibilizar las juntas de las rodillas; y para pasar de ciertos peldaños a otros, hay que apoyarse con las manos en la pared opuesta del pozo para no llegar al fondo del pozo de una manera demasiado directa y rápida, y quedarse ahí - muerto en el mundo de los muertos.
Karel, con luz frontal, en tal pozo, en Segovia
Como ya dicho, nada se sabe de quiénes hicieron estos endogeos, pero la astucia de los arqueólogos nos dice que la decoración y la forma de los endogeos hacen referencia a las casas - que nunca se vieron - de los indígenas - que nunca se vieron - lo que para nosotros es difícil de entender. Es apropiado mencionar que una de estas tumbas intraterráneas sí tiene su techo no en forma de bóveda sino de techo de dos aguas.
Estos pozos con cámara lateral, o cuevas intraterráneas, o endogeos, servían no para entierros primarios, o sea de los cuerpos de los finados, sino para entierros secundarios, o sea, de los huesos de alguna tumba primaria, o de los restos de una cremación - por lo que parece lógico que no se haya encontrado en estas tumbas los habituales viáticos, como joyas, alimentos, tejidos, que normalmente se emplazaba con los muertos para acompañarlos en su viaje en el más allá.
Que estos entierros secundarios no eran una manera de deshacerse de huesos viejos sino eran un ritual respetuoso devocional, surge no solamente del trabajo de tallar y decorar los endogeos sino también del hecho de que se encontró muchos de los huesos cuidadosamente pintados de rojo.
Vamos a pasar una segunda noche frente a este Parque Arqueológico. Mañana, será hacia otros horizontes.
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Otra noche tranquila, lejos de calles y estaciones de policía.
Estamos por dejar estas tierras quebradas donde los Paeces pueden vivir y dedicarse a una pequeña agricultura familiar gracias - según reza una publicación oficial - ... "a la generosidad del gobierno que les entregó sus parcelas para su vivienda y para su sustento", olvidándose solamente - dicha publicación - de mencionar que dichas tierras, tan generosamente distribuidas a los paraborígenes al menudeo, primero, les fueron robadas al por mayor - y que estos paraborígenes ni siquiera las podrían vender si se les ocurriese - lo que, según sus costumbres ancestrales, no se les podría ocurrir.
Nuestros nuevos horizontes para hoy, pensábamos que incluirían, el pueblo de Inzá - donde, según información que tenemos, los sábados hay un mercado notable, y hoy era y es sábado - el pueblo de Silvia, y, muy probablemente, también la ciudad de Popayán.