Las tumbas del Alto de las Piedras se presentan mucho más importantes que aquellas del Parque Arqueológico, o sea mucho más profundas y con sus estructuras, un poco tipo megalítico, no microlíticas, sino bien voluminosas y pesadas.
En rigor, no es correcto hablar de profundidad de las tumbas: los paraborígenes eran demasiado astutos para, cavar semejantes profundidades, y luego romperse el lomo bajando y manipulando el difícil peso y volumen de las piedras para hacer las cámaras; hacían las cosas al revés: construían las cámaras funerarias en la propia superficie de la tierra, o quizás en una trinchera poco profunda, y luego, sí, empezaban a apilar tierra y más tierra hasta formar montículos, verdaderas pequeñas lomitas artificiales - que son las que fueron excavadas, esta vez literalmente, por los guaqueros y los arqueólogos ... habitualmente en este orden.
Regresando de Alto de las Piedras, notamos, en la plaza del pueblo de San José de Isnos, un par de estatuas, una de ellas también del tipo alter-ego; nos fijamos si también tenía los cuatro personajes - sí, también los tiene.
Hablando de alter-ego, nos acordamos de que se asigna este mismo concepto a ciertas expresiones mayas y aztecas. ¿Será cierto? Otro caso que nos espera, lejos, lejísimos de acá. Dios mediante.
Por más kilómetros, más curvas, más subidas y más bajadas, llegamos al segundo sitio previsto para hoy, el Alto de los Idolos.
El Alto de los Idolos fue una confirmación, también por contraste, de que el Parque de San Agustín sería muy superior si hubiese un poco de discernimiento entre lo que se merece ser expuesto y lo que se merece ser guardado en un almacén.
En el Alto de los Idolos tampoco hay muchas cosas, pero todas despiertan el interés, el deseo de observar: piedras tumbales en forma de lagarto; sarcófagos monolíticos - uno de ellos, que probablemente nunca nadie pudo mover de sitio por lo megalítico que es, y que, curiosamente, es el único que tiene cuatro agarraderas como para llevarlo, pero agarraderas que serían para manos de gigantes; tapas de sarcófagos antropomorfas; complejos sepulcrales constando de una cámara tumbal, con acceso por un túnel-pasadizo con su orificio delantero guardado por una estatua.
También vimos una escultura alargada y delgada clavada verticalmente en la tierra, como un poste, pero que, a todas luces, tendría que estar acostada en el suelo porque representa una laucha.
Finalmente, hay una estatua, por otra parte, del mismo estilo como tantas otras, pero con el detalle de una vasija en la mano - un detalle diferente bienvenido. Como, en la cercanía, había un árbol lleno de guayabas, no le dio el genio a Karel, le llenó la vasija en la mano de guayabas bien amarillas, y qué lindo cuadro lleno de vida fue - vamos a ver cómo nos salió esta fotografía.
Salió bastante bien