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Fue ésta otra noche tranquila y silenciosa fuera de cualquier conglomerado urbano. Anoche, al verificar las puertas del vehículo desde afuera, como lo hace siempre, Karel notó que el cielo estaba despejado, cosa que ocurre muy pocas veces desde que estamos en Colombia, y pudimos observar un firmamento superlleno de estrellas, de toda clase de constelaciones no familiares.
Esta mañana, como primera cosa, fuimos a visitar el pequeño museo anexo a la administración del Parque Arqueológico. Tiene varias cositas interesantes; como ser frijoles y maíz sacados de las tumbas; como ser un pequeño sarcófago de niño, cavado en un tronco de árbol; pero lo de más interés es una estatua como no hay otra en todo este Parque Arqueológico: una estatua, no con la cabeza y el cuerpo fijados rígidamente hacia adelante, sino con la cabeza movida un poco de costado en relación con el cuerpo; una estatua, no con los brazos doblados por encima del estómago como los tienen forzosamente todas las demás estatuas, sino con brazos hacia abajo, sobre las rodillas; y sí, una estatua con piernas y pies, y los pies, representados, no de la manera burda hacia ambos costados, sino hacia el frente de la estatua; y por añadidura, se puede detectar tenues vestigios de una coloración hoy en día prácticamente desaparecida; además no es una escultura hecha de una laja más o menos chata sino de una piedra con cierto volumen. ¿Por qué una sola estatua así - entre tantas?
Ahora, después de bastantes dudas en cuanto al posible, aleatorio, interés, y a la indudable dificultad, de volver a tratar de ver la estatua a colores recién descubierta en el Cerro de la Pelota, decidimos que vamos a ir. Como ya ocurrió en más de un caso anterior, es ésta una decisión de pura lotería, es un riesgo que tomamos sin saber si será pura pérdida de tiempo o una experiencia interesante; veremos pues; pero, esta vez, nos vamos a llevar con nosotros al hijo de un empleado del Parque Arqueológico para que nos cuide el coche - el susto de ayer bastó una vez.
Nos salió bien la lotería, muy bien; estamos deleitados como quien se sacó la grande, salvo que nuestro premio vale más y no se puede medir en dinero. Vimos la estatua tetracroma en el sitio mismo donde fue descubierta, inclusive con la parte de su cráneo destrozada por los guaqueros, que fueron los primeros en encontrarla.
Todavía con sus colores
Representa un personaje, quizás un sacerdote, con un niño pequeñito debajo del brazo izquierdo, y con algo que podría ser un cuchillo en la mano derecha; los pies del niño se ven por atrás del brazo; los rasgos de la cara del niño parecen como de viejo; todavía no pronunciaron los expertos adivinadores su veredicto en cuanto al significado de la estatua, quizás podría ser un >>>>>>>>