de cualquier cosa, pero no de temperatura, más severos de todo Canadá; puede bajar la "temperatura" ¡temperatura! a -30 grados y subir a 38; escuchamos que la ciudad de Québec puede recibir, y recibe, más de tres metros de nieve por invierno, tres veces más que la ciudad de Yellowknife en los Northwest Territories. Vamos a ver.
Sí, estamos navegando aguas arriba por el río que, en francés, se llama Saint-Laurent, en inglés, Saint Lawrence, y que, otrora, era Sainct Lorens o Lorenz, simplemente, el San Lorenzo, el río por donde tres veces también navegó Jacques Cartier, empezando en 1534; con dos barcos, con tres barcos, con cinco barcos.
Y ¿qué pretendía Jacques Cartier?
A) Empezó observando qué había dónde; por dónde podría haber el tan anhelado paso hacia Catay y Cipango, y sus fabulosos mercados. En tal sentido, tenía dos esperanzas.
Tenía una esperanza tradicional; la esperanza que se había vuelto obligatoria para todo el mundo, como única concebible, desde el instante cuando se supo que alguna tierra desconocida separaba el océano Atlántico de la verdadera Asia; o sea la esperanza de un estrecho navegable a través de esa tierra desconocida. Y se dice que, cuando Cartier subía por estas aguas, estaba esperanzado que estaba descubriendo el tal estrecho.
Pero se nos ocurre una razón para temperar esta versión: ¿no se dio cuenta, o no tendría que haberse dado cuenta, Cartier, de la menor salinidad del agua como advertencia de que esto no es un estrecho de mar a mar sino la desembocadura de un río?
De todos modos, cuando llegó al pueblo indígena de Hochelaga, hoy, el lugar de la ciudad de Montréal, tuvo que despertarse a la realidad de reciales cortándole la navegación y destruyendo cualquier ilusión.
Tenía una esperanza novedosa para la época, una esperanza adquiriendo más plausibilidad; la esperanza de una comunicación entre América septentrional y Asia septentrional no por una vía navegable sino por un istmo caminable. Esperanza tomando vigencia en aquellos días, por las noticias desde el Pacífico, que se iba descubriendo que la costa oeste americana se inclinaba cada vez más hacia Asia, a punto que, posiblemente, podría haber un istmo de conexión. Una anticipación casi correcta, con la pequeña excepción del estrecho de Bering.
De todos modos, esta novedosa esperanza, Jacques Cartier tampoco la exploró. Más le cautivó otro gran proyecto.
B) Le cautivó el proyecto de arrancar un pedazo del nuevo continente en vía de descubrimiento, de establecer una colonia francesa a pesar del tratado de Tordesillas, una Nueva Francia, desde este estuario hasta no menos que el paralelo 40, o sea, como referencia, donde hoy está Philadelfia, como colonia >>>>>>>>