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planeta como ocurre con otros elementos. Bueno, nos explicó nuestro gentil geólogo, el berilio se da en sitios diversos del planeta, el cromo también se da en sitios diversos del planeta, pero el encuentro de berilio y cromo que produce las esmeraldas se da solamente en ciertos lugares muy limitados sin otra razón que se conozca al presente que pura casualidad.

Le mencionamos la similitud de la forma hexagonal de las esmeraldas y de las columnas de basalto; nos explicó que estas formas hexagonales no tienen el mismo origen en ambos casos, que, en el caso del basalto, el hexágono se debe a las circunstancias del enfriamiento del magma, y que, en el caso de las esmeraldas, se debe a la disposición de los iones de los cristales.

Hablando, hablando, nos enteramos de que, entre las otras minas de esmeraldas, si bien no tan famosas como la de Muzo, una, tiene una interesante historia de descubrimiento, de borrado y de redescubrimiento.  La mina de Chivor.

En cuanto a descubrimiento de la mina - se entiende que por los Españoles, porque los paraborígenes conocían, extraían y utilizaban esmeraldas por siglos inmemoriales antes de la invasión española - se dice que empezó en ... la corte de Moctezuma en Tenochtitlán, donde fue que los Castellanos, aparentemente, vieron esmeraldas por primera vez, y se enteraron de que venían de algún sitio muy lejos al sur.

Y si no descubrieron en México la mina de Chivor, descubrieron su apetito por la embrujadora piedra, y cuando dieron con la mina de Chivor aquí, en Colombia, sabían qué habían encontrado. Incidentalmente, parece que esmeraldas "colombianas precolonenses", ya que hay que identificarlas de alguna manera, habían alcanzado no solamente tierras aztecas, en México central, sino también, en dirección opuesta, tierras mapuches, en Chile sureño.

En cuanto a borrado de la mina, la explotación de la mina era causa de tanto abuso en perjuicio de los paraborígenes en ella esclavizados, y de tantos enfrentamientos entre los propios invasores, que la corona española, en esta oportunidad, Carlos II, no tuvo otro remedio que ordenar el cierre de la mina. Eso fue en 1675. Y no tardó mucho para que densa vegetación obliterara la mina de la vista, y eventualmente también de la mente.

En cuanto a redescubrimiento de la mina, fue por obra, suerte y paciencia de un ingeniero de minas colombiano, en los cuatro últimos años del siglo XIX. Es la típica, un poco fabulosa, un poco envidiable, un poco maravillosa, historia del descubrimiento de un tesoro: crípticos indicios en viejos documentos, esperanzada, desanimada, testaruda, búsqueda en el impenetrable mundo de los indicios en los documentos, exaltante descubrimiento final.

El ingeniero estaba curioseando por documentos coloniales, cuando dio con la mención de una mina de esmeraldas en un cerro desde la cumbre del cual se vislumbra, hacia el este, por entre otros dos cerros, los llanos del río Meta. >>>>>>>>