Tuvimos otra entrevista, con otro diario bogotano; probablemente, la menos superficial que tuvimos jamás con un diario.
El clima de Bogotá sigue fresquito y lluvioso, con un regimen de lluvias muy curioso: nunca llueve mucho tiempo, pero no pasa media hora sin que caiga algo o que haya gotas como en suspensión en el aire; la gente no se preocupa: pocas personas utilizan un paraguas y todavía menos, un impermeable - una gabardina, como dicen aquí.
Es muy fácil olvidarse dónde está Bogotá; en la vida diaria, no es obvia la altitud, cerca de los 2.600 metros, y no es obvia la latitud, entre 4 y 5 grados solamente al norte del ecuador.
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Hoy, es lunes 18 de junio. Por fin, llegamos al término de lo último que nos tenía trancados en Bogotá. Pasado mañana, empezaremos otra vez a viajar; mañana será el día de los últimos aprestos. Este es quizás el momento de apuntar unas impresiones de los días pasados.
Hay que mencionar otra vez la bonanza de música clásica de Bogotá. ¿Dónde se puede escuchar, un lunes cualquiera, a las 8 de la mañana, la versión integral de las variaciones Goldberg; y, a las 15, Carmen, ah pero cantada en chino y tocada por Chinos, de una partitura china en China; y, a las 19 del mismo lunes cualquiera, otra vez, la versión integral de las variaciones Goldberg?
Bogotá nos está impresionando cada vez más como una capital moderna grande, con todos los atributos pertinentes; lástima, la plaga del tráfico, y la plaga de la delincuencia; y lástima la falta de agua que sea realmente potable.
En el renglón de la comida, Božka dice que hay bastante variedad en las comidas habituales, pero no hay ni el asomo de alimentos más saludables como ser jugos puros de fruta, pastelería con miel en vez de azúcar, frutas secas no tratadas con azufre, nueces naturales sin sal y sin tostar, leche sin pasteurizar empero de vacas sanas, quesos de la misma leche sin pasteurizar, huevos de gallinas no enjauladas, etc. (Para guardar las perspectivas, hay que especificar que tampoco encontramos los susomencionados productos desde que cruzamos la frontera de Vespuccia a México - y en Vespuccia misma, tampoco se consiguen habitualmente, si bien se consiguen buscándolos.)
Por lo menos una cosa encontramos aquí mejor que en Vespuccia: cintas de tinta para nuestra máquina de escribir.
Por otra parte, muchas cosas resultan deficientes a pesar de ser de una tecnología simple: el líquido de frenos se pone negro y hay que cambiarlo cada >>>>>>>>