de la Universidad Nacional para ver y fotografiar los fósiles originales de la banana y del cacao hallados en la zona de Leiva.
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Hoy, fuimos otra vez de visita.
♦♦ Primero, fuimos a ver el interior de cuatro templos: la iglesia de la Tercera Orden, la iglesia de la Concepción, la iglesia de San Francisco, y la capilla del Sagrario.
Todos tienen un cierto aspecto de familia porque todos tienen un cielorraso de estilo mudéjar; todos tienen las paredes laterales de la nave decoradas relativamente sencillamente; y todos carecen de dependencias de importancia anexas a la nave central.
Entre ellos, empero, el que más se merece una mención, y que hasta se merece ser destacado, es el templo de la Tercera Orden: su interior es la negación de lo que se espera de una iglesia colonial española, es la negación del brillo, de la ostentación, de la pomposidad fácilmente barata; contra un fondo de paredes blancas, todos los grandes panales de decoración son de madera oscura trabajada, y la estatua que se yergue contra cada panal también es de color muy sobriamente oscuro; y el cielorraso elegantemente destaca sus motivos geométricos en dos simples tonos de pardo; hasta el olor de la iglesia es diferente de lo que se esperaría habitualmente. Sí, esta iglesia de la Tercera Orden, de una manera simple es simplemente diferente.
Si habría que mencionar uno de los tres templos restantes, sería la iglesia de San Francisco; por una parte, por su cielorraso en dos secciones heterogéneas: una sección horizontal debajo del coro, con motivos geométricos, y una sección a dos aguas a todo lo largo de la nave, con maderos transversales a descubierto; y por otra parte, por su única nave lateral que da una feliz asimetría al conjunto.
♦♦ También, fuimos a ver el famoso Museo del Oro, entiéndase de la orfebrería de oro precolonense de Colombia.
Una sorpresa domina de lejos todas las demás sorpresas - y las hay muchas - que depara este museo, una sorpresa tal que hasta ahora, varias horas después de la visita, no recobramos el aliento y nos impacta igualmente que en el primer instante, y probablemente nos seguirá impactando siempre igual. Primero, vamos a mencionar todo lo demás, esperando que, mientras tanto, quizás nos acostumbremos un poco, y luego, también la mencionaremos.
… Los orfebres precolonenses en el territorio que hoy es Colombia no se limitaban a "trabajar oro", tenían la habilidad de utilizar tres niveles de oro: no solamente oro fino, de 22 quilates, sino también oro bajo, de 14 >>>>>>>>