sino un callejón apretado entre las últimas calles de Bogotá y la base de los cerros que dominan la ciudad.
El callejón
♦♦ Dimos una vuelta por lo poquísimo que queda de la ciudad colonial; lo encontramos sin mayor interés.
En la plaza Bolívar, vimos dos estudios en contrastes:
. un contraste, entre dos edificios, uno, de un estereotipado estilo antiguo, y el otro, de un estereotipado estilo moderno, y sin embargo los dos, armonizando perfectamente bien, probablemente porque tienen la misma altura, porque ambos ostentan la idea de columnas - si bien en tratamientos muy distintos;
.. otro contraste, entre los uniformes y las armas llevados por centinelas; uniformes del más lírico estilo colonial y mitralletas del aspecto más mortífero moderno.
♦♦ También fuimos al Museo Nacional; el lugar perfecto para aquel que hizo del superpatriotismo la razón de su vida, con docenas y docenas de retratos al oleo, y de sables, de personajes que, en su mayoría, no pueden ser conocidos sino por sus familiares y sus historiadores. Sin embargo, descubrimos dos puntos de interés para nosotros:
. uno, que el museo está albergado en una ex-cárcel, lo que no es simplemente una noción, sino una realidad estructural que se impone al visitante: se ve muy claramente, las pesadas rejas compartimentando el edificio, el patio interno sobre el cual daban las puertas de las celdas, y las claraboyas de las celdas - si bien las paredes entre las celdas fueron eliminadas;
.. otro, una muestra de oleos del pintor contemporáneo Alejandro Obregón - quizás solamente en contraste con el aburrimiento de la galería de los oleos patrióticos.
También averiguamos si hay manera de visitar una mina de esmeraldas. Nos enteramos de que estas minas son lugares de mucha violencia, de gran peligro, con refriegas entre los mineros, y que las minas son zonas militarizadas, justamente por esta causa; así que parece que, con las esmeraldas como con las pieles, la ostentación de las damas del mundo empieza con violencia.
Así, conocimos un poco más Bogotá. Es realmente una ciudad extensa, con muchos barrios diferentes, y grandes arterias para unirlos.
Lamentablemente, vimos otro aspecto de la histeria de protección contra los delincuentes. En todos los barrios residenciales de la ciudad donde es factible hacerlo, o sea donde no se interrumpe el tráfico mayor haciéndolo, zonas de ocho, diez, quince manzanas fueron acordonadas y cortadas del resto de la aglomeración urbana de tal modo que se puede entrar, si bien, a pie, por cualquier parte, con vehículo, solamente por un puesto de control, con una >>>>>>>>