Aquí, nos dicen que lo único que podemos hacer es escribir a la oficina en Vespuccia - pero por correo nunca se solucionó ningún problema, especialmente no de un tipo tan administrativo. Vamos a ver si llamamos por teléfono, cueste lo que cueste. En el peor de los casos, y que sería un caso bien malo sin duda, tendríamos que volver a Vespuccia por avión para hacer acto de presencia antes del vencimiento del primer año, para luego volver a seguir con la Expedición.
Problemas, siempre problemas.
Nos olvidamos anotar que, entre la Dirección de Migraciones y el consulado, tuvimos dos aventuritas.
Nos habíamos estacionado en un lugar muy concurrido, en el cruce tangencial de dos avenidas, y ¿qué vemos?: una mujer se aproxima a la rueda de auxilio que llevamos enfrente del radiador y empieza a hacerle algo; en un salto estuvo Karel fuera del vehículo y cerca de ella; tenía ella en la mano un cuchillo y se empeñaba en cortarnos la cubierta de la rueda; huelga decir que Karel la agarró, le torció el brazo, y la llevó a unos policías parados a pocos metros - policías de los cuales hay una proliferación en las calles de Bogotá. Qué pasó con ella después, no sabemos, porque más nos interesaba ver la cubierta: no había alcanzado a dañarla.
En ese mismo lugar, un poco más tarde, se nos acercó un hombre ofreciéndonos esmeraldas; le dijimos que no teníamos interés en esmeraldas y menos en esmeraldas falsas; el hombre se quedó corto de aliento, se marchó apresuradamente sin siquiera tratar de protestar en defensa de la autenticidad de su mercancía, quizás con muy buena razón.
Y tuvimos otro problema administrativo mayor en este día de hoy.
Nos habíamos hecho mandar correspondencia desde varias partes a la dirección de una persona que conocemos aquí. Naturalmente, habíamos pedido que nos mandaran las cartas certificadas. Pero, lo que no sabíamos era que, aquí, las cartas certificadas se entregan solamente al destinatario personalmente y contra prueba de identidad; así que nuestro conocido aquí no pudo recibir las cartas, y éstas se quedaron en el correo a la espera de que las fuéramos a buscar; pero, por una parte, no las guardan más de un mes, y, por otra parte, nosotros, con el atraso que tuvimos en Panamá y por el Darién, llegamos aquí más tarde que calculado. Así que, ahora, tenemos en la mano los avisos de certificados del correo mas no las cartas, porque éstas ya fueron devueltas a sus remitentes - ya hace un mes que fueron devueltas a sus remitentes. Y no se trata de simplemente escribir a los remitentes que manden las cartas otra vez, porque el correo está estructurado de manera tan idiota - no solamente en Colombia sino en muchas partes - que correspondencia devuelta al remitente, aunque haya sido mandada originalmente por vía aérea, aunque haya sido mandada >>>>>>>>