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Bastante frecuentemente, seis a ocho veces en lo que va del día de hoy, se ve camiones descompuestos - y no necesariamente a la orilla de la carretera, a veces bien en el medio, ahí donde les tocó la mala suerte; con, acaso todo un eje, u otro mal mayor, sacado a plena luz del día. Cómo se las arreglan para sacarse de apuro y reparar los desperfectos ahí mismo, en el medio de la calzada, y lejos de cualquier pueblo, con toda la carga encima, es un misterio para nosotros.

Recién, vimos otro Buenos Aires, el tercero en lo que va del día.

Paramos un ratito en el pueblo de Moniquirá.

En su cercanía, se hizo descubrimientos arqueológicos que tendrían relación con la cultura chavín del Perú. Quisimos averiguar si, tal vez, habría un museo, pero no hay absolutamente nada.

Por otra parte, vimos que no hace falta ir a Becerril o a la zona de Maracas para ver paraborígenes americanos pigmeos: vimos una pareja. El hombre no medía más de 1 metro 25 - que no es exactamente como los pigmeos de Maracas, pero bastante cortito; llevaba un sombrero de reborde ancho, de debajo del cual le salía una trenza en la nuca; vestía un pantalón amplio y muy recto como dos caños. La mujer vestía una combinación de falda abultada con blusa y manta, y tenía un tocado hecho con un gran pedazo de tela doblado en rectángulo de manera que le quede asentado libremente en la cabeza y colgando para atrás.

Después de Moniquirá.

El paisaje ha cambiado nuevamente a un estilo grandioso, pero esta vez, con una cobertura de vegetación bastante importante.

Mientras tanto, hemos alcanzado la altitud de 2.800 metros;
» van apareciendo cada vez más ponchos y más trenzas de cabello;
» el ganado cebú desapareció totalmente y, en su vez, todo se volvió Holstein >>u otras razas europeas, vale decir de clima templado.

Los ponchos, las trenzas, los sombreros de hombre para hombres, y de hombre para mujeres, las faldas bastante amplias y de un largo típico un poco debajo de las rodillas, todo, de un color bastante grisáceo o por lo menos oscuro, moviéndose en formas humanas de escasa altura, pero no de escaso grosor, se han vuelto ingredientes obligados del panorama.

Qué cambio más total de ambiente desde esta mañana a esta tarde - y ni que hablar del cambio desde unos días atrás a hoy; realmente sorprendente e impresionante.

Acercándonos a la ciudad de Tunja.

Altitud, cercana a los 3.000 metros. Vegetación, se ha vuelto escasa - los árboles, han desaparecido; todavía hay pastoreos.