momento, con una voz artificialmente subyugada y pausada, que habíamos llegado a la gran marca de los 700 metros, no por los metros en ascenso sino por los grados de calor y los porcentajes de humedad en descenso.
Por otra parte, acabamos de darnos cuenta de que, si bien estamos siempre en los intertropos, aquí, en Colombia, no hay el derroche de hermosas flores que habíamos notado y admirado en América Central - ninguna flor.
Bucaramanga.
Una ciudad desparramándose por las laderas de las serranías, a primera vista - y vista amplia es - sin ningún interés; al contrario, las laderas sirven para mostrar mejor la uniformidad deprimente de los cubículos llamados viviendas levantados industrialmente para solucionar a bajo costo y con falta total de gracia el problema de la vivienda - obviamente, un fenómeno que se da en todas las ciudades de la Tierra, pero que aquí se ve más al desnudo en las laderas y desde las laderas.
Pero apenas llegamos, y ya topamos con dos personas, cada una con más originalidad y conocimientos que lo común. Mientras todo el mundo a lo largo de nuestro trayecto nos está preguntando "¿vienen de la Argentina?", una de estas dos personas nos preguntó "¿van a la Argentina?; qué intuición. Y la otra persona, nada más que con mirar nuestro mapa, supo que habíamos alcanzado Groenlandia; qué ciencia geográfica.
Parece toda una sociedad muy cosmopolita: por lo que estamos viendo, la gente por aquí no iría a comer su bocado del mediodía sino a una lonchería - nos preguntamos cómo puede existir esta influencia tan lejos de Vespuccia.
Y aquí también sigue lo que parece ser la histeria colectiva, o la hipnosis colectiva, a no ser que sea simplemente la pura realidad, colombiana: Božka preguntó a una mujer en la calle dónde había un mercado grande; y la mujer, al mismo tiempo que dio la información solicitada, entró a darnos su opinión no solicitada en cuanto a lo que llamó el raterismo de Bucaramanga y de Bogotá. ¿Puede ser verdad este ambiente y esta auto-incriminación permanente - o puede ser que sea solamente un complejo colectivo?
Lo que nos hace acordar de que Božka hizo una llamada telefónica de larga distancia; naturalmente que no se pudo hacer de un teléfono público; naturalmente que hubo que ir a una oficina especial; pero, peor que en Panamá, en esta oficina, hubo que dejar un substancial depósito de dinero antes de hacer la llamada y, de todos modos, en la puerta de salida había un torniquete, con guarda armado, que no se podía pasar sin el visto bueno del cajero. Qué diferencia con Vespuccia y Canadá.
Bucaramanga, naturalmente, quiere decir que hay un cierto tipo de árbol en lomas de la zona.