→ Ir a Turbo personalmente no podemos ni pensarlo porque para regresar a Panamá haría falta una nueva visa, y en Turbo no se consigue.
E ir personalmente a Puerto Obaldía significaría tres días de ausencia de Ciudad Panamá para algo muy aleatorio - y dejar nuestro vehículo solo, lo que es impensable.
→ Entonces, se nos ocurrió una nueva, y probablemente última, idea. Fuimos al pequeño aeropuerto de los aviones que hacen la conexión con Obaldía, a hablar con gente conocedora directa de las cosas de allá; hablamos; todos nuestros informantes coincidieron en que no hay, en el tráfico entre Obaldía y Turbo, barcos capaces de llevar nuestro vehículo; café, maderas, contrabandos, sí, pero nuestro vehículo, no.
→ Así que la posibilidad de encaminar el vehículo por Obaldía y Turbo se eliminó definitivamente.
→ Después de todos los problemas habidos con los frenos, los hicimos revisar; en un lugar, nos querían cobrar una suma que nos pareció exagerada; en otro sitio, a una cuadra del primero, nos cobraron una cuarta parte de aquella suma, y los revisaron con cuidado; felizmente, están bien. Por fin.
→ Fuimos al Canal 11, o sea a la televisión cultural, para ver el documentario sobre nosotros ya que, naturalmente, no lo habíamos podido ver cuando fue emitido, por razones obvias. E, inesperadamente, también vimos un documentario sobre la primera travesía del Darién por tierra por vehículos de ruedas motorizadas, de hace 12 ó 13 años.
Fue interesante ver el documentario sobre nosotros; no por nuestra historia, se entiende, que conocemos de memoria (si bien hay que reconocer que muchas de las fotografías nuestras lucen muy bien en la pantalla), sino por lo instructivo que fue para nosotros ver qué producto terminado se puede obtener de un material en bruto disponible. Sí, todo el contacto que tuvimos con este canal de televisión fue como otra verdadera visita por dentro, como las tantas otras que ya tuvimos en los varios renglones de la actividad humana.
Pero, mucho más interesante para nosotros fue ver el documentario sobre la Primera Expedición trans-América - como se llamaba a sí misma - desde Alaska a Tierra del Fuego, pasando, pues, por tierra, el Tapón del Darién.
Francamente, y sin lugar a duda, no tenemos nada que envidiarle; en realidad, podemos sentirnos muy satisfechos de no ser ellos, y de hacer lo que nosotros hacemos.
•¿Qué gracia hay en montar toda una operación militar, con transporte de todos los pertrechos - inclusive de los vehículos - por vía aérea, a Alaska; >>>>>>>>