recorrido extendiéndose cada vez más, en vez de aceptar una sola toma >>estática; otra hora y media;
▪ y luego, todo el larguísimo trabajo de armado del programa - eliminar >>debilidades, ya de forma o de fondo, conectar las varias secciones, de >>manera natural e interesante, ir encimando el video con el audio, poner, >>donde pertinente, títulos o leyendas apropiadas - como, por ejemplo, en el >>caso de errores de ortografía vespucciana, poner subtítulos con la correcta >>ortografía.
Una cantidad de trabajo tremenda - y, para nosotros, muy ilustrativa; ilustrativa, de la diferencia entre el trabajo tomado en Vespuccia y Canadá y el trabajo tomado en Panamá, de la diferencia entre un trabajo normalizado y correcto, hecho fácilmente con los medios más adelantados, y un trabajo con inquietudes creativas, hecho con medios menos que óptimos.
Este programa ha de pasarse justamente hoy a las 19.
► Por otra parte, el hijo-de-cacique-candidato-a-legislador, que tenía que venir a Panamá, vino. Tuvimos una reunión con él en la casa del asesor, así que también conocimos a la madre del asesor y a una muchacha del Darién.
Después de considerar las evidencias de la reunión, decidimos ignorar su tenor; por lo siguiente.
El hijo-de-cacique-candidato-a-legislador se mostró ser, antes que nada, político, o sea que estaba siempre diplomáticamente de acuerdo con quienquiera hablaba; primero, con nosotros - diciendo que no hay problemas en emprender el trayecto de Panamá a Colombia a pie; y luego, con la madre, cuando ésta intervino en la conversación pintando cuadros de horror - diciendo entonces, el político, que es bien riesgoso aventurarse por aquellas zonas fronterizas llenas de traficantes y maleantes.
Acto seguido, por compulsión de la madre, apareció de los fondos de la casa una muchacha indígena que, con el entusiasmo de quien cumple órdenes y quiere quedar bien, confirmó, con una descripción de gargantas cortadas y vientres destripados, el cuadro de horror enfatizado por la madre - ello, en directa contradicción con las afirmaciones del asesor, quien, a su vez, seguía sosteniendo que, en cuatro meses en el Darién, no había tenido encuentro dudoso alguno.
Ignorando, por lo tanto, dicha reunión - de la cual habíamos esperado resultados más concretos y creíbles, decidimos tratar de averiguar la verdad por cuenta nuestra.
► Por una parte, fuimos a ver otra vez a nuestros conocidos de las Fuerzas Armadas; nos llevaron a un oficial de seguridad. Este nos informó que en la zona fronteriza del Darién no hay menos, pero tampoco más, asaltos que en cualquier otra parte; y cuando le preguntamos si, por la duda, habría posibilidad de que nos arreglásemos con el destacamento en Yaviza para que una >>>>>>>>