televisoras en los otros países habían mostrado tanto interés en nosotros, ¿por qué no aprovechar ese mismo interés aquí en Panamá, y al mismo tiempo hacer de conocimiento público nuestro problema con el Darién. Dicho y hecho.
Resultaron varias entrevistas. Dos, en diarios; una, en la radio; y dos, en televisoras.
Todos estos medios hicieron una entrevista de inmediato, para publicar el mismo día o al día siguiente; salvo una televisora, la televisora cultural de Panamá, que decidió hacer un documentario especial sobre nosotros, lo que, naturalmente, llevaría más tiempo, probablemente una semana - lo que no nos pareció, ni parece, muy ágil para nuestro propósito; pero donde manda la televisora no mandamos nosotros.
De todas estas entrevistas, salvo el documentario de la televisora cultural que todavía no fue emitido, lamentablemente nada resultó. Pero como resultado indirecto de las entrevistas, estamos explorando dos nuevas avenidas de posibilidades.
► Una posible avenida es como sigue.
Todos los medios que nos entrevistaron nos dijeron la mismísima cosa: con mucho gusto les vamos a hacer una entrevista y vamos a llevar al conocimiento del público sus deseos y sus dificultades pero la manera más directa, y su mejor probabilidad, sería dirigirse a las Fuerzas Armadas - lo que en Panamá se llama Fuerzas de Defensa. Les contestamos, a unos y otros, que nos parecía ridículo, que por más interesante, única y respetable que fuese nuestra empresa, seguramente las Fuerzas Armadas tienen otras cosas que hacer que ocuparse de nosotros.
Pero, por la pura acumulación de convicción de todos aquellos que de tal manera nos aconsejaron separadamente, en las varias oficinas, así como por falta de otras posibilidades, fuimos.
Fuimos a la oficina de relaciones públicas de las Fuerzas de Defensa.
f Con un mínimo de tanteos, o sea en no más de dos oficinas, nos encontramos sentados, exponiendo nuestro caso.
f Nos dijeron que volviéramos al día siguiente.
f Volvimos - más por costumbre de seguir adelante con algo empezado que por esperanza; y nos dieron la copia de una carta dirigida al Estado Mayor, dando los particulares y solicitando una resolución, y nos dijeron que volviéramos a los dos días.
f A los dos días - más por el automatismo de seguir con algo empezado que por esperanza, fuimos. Lo tomamos con sorprendente calma cuando nos informaron que el Jefe del Estado Mayor había aprobado nuestra solicitud de ayuda y que >>>>>>>>