■ Sí, hoy vamos a echarle un vistazo al Canal - bueno, a la Vía de Navegación. En teoría, ya la vimos; al llegar por primera vez a Ciudad Panamá, desde el norte, porque la carretera tiene que cruzarla por un puente metálico de alto vuelo. Pero lo que se ve desde allí arriba no es realmente la Vía sino su acceso del lado del Pacífico.
Sabemos que hoy tampoco veremos la Vía de verdad, sino una pequeña porción, porque, simplemente, no se puede ver la Vía salvo en un mapa, o en un libro de ingeniería, como vimos nosotros, o en la imaginación, como la concebimos ahora. Vamos a tratar de ver el Corte Culebra, que es la conexión entre el lago serrano y el océano Pacífico, y también el juego de esclusas Miraflores, que regula dicho corte - paradójicamente, lo menos representativo del concepto, pero considerando que un concepto no es visible.
Aproximándonos a la Vía.
Re-establecimos contacto, un contacto abrupto, con uno de los tantos aspectos corrosivos del mundo desenfrenado: el aire está lleno del estruendo de aviones militares superveloces haciendo maniobras por sobre la Vía, probablemente se estarán ejercitando en la defensa. Muchos meses, nuestra sensibilidad no estuvo asaltada por barbaridades de la civilización - por cuanto sentimos ahora más agudamente el tremor físico y la potencialidad de horror de estas máquinas infernales.
Bueno. Empezamos con las esclusas Miraflores, y sí, resultó ser como pensábamos: unas esclusas con estadísticas más abultadas de lo común - son las más altas de todo el sistema, para poder enfrentarse a las marcadas variaciones en las mareas del océano Pacífico - pero esclusas comunes al fin.
Ahora, vamos a ver si encontramos una manera de acercarnos al famoso Corte Culebra - que es la única parte del "canal" que se podría llamar un canal ya que fue realmente cavada para unir el lago serrano con el Pacífico.
Corte Culebra. Visto desde la cumbre de la loma, casi montaña, que se tuvo que cavar así por el medio.
El Paso Culebra, e incluso justamente con un barco
El impacto visual inmediato es que, a pesar de nuestra buena voluntad, de nuestra expectativa, de ver un canal, canal aquí no hay: una vía de navegación con riberas desparejas y un ancho de 150 metros es más un estrecho artificial - a la Carlos V - que un canal.
Tal como vemos la Vía, ya no está exactamente en su estado original - cuando tenía 100 metros de ancho solamente.
La elevación donde estamos parados, tampoco está en su estado original; hoy se yergue a 15 metros menos de lo que alcanzaba en 1954, cuando fue mochada, por temor a más derrumbes; - porque fue, naturalmente, esta parte de la Vía que sufrió más derrumbes; no solamente durante las excavaciones titánicas - de >>>>>>>>