ciudades del interior, como Las Tablas y Chitré; todo Panamá se vuelca hacia aquellas zonas, inclusive los habitantes de la ciudad capital - así que, en ésta, bien poco pasa.
Sin embargo, vimos unas carrozas y unos individuos disfrazados; las carrozas no ofrecían otra cosa que mediocridad, pero es muy agradable subrayar que ciertos de los individuos ostentaban disfraces de gran imaginación, de prolija hechura, verdaderas obras de arte ambulantes, efímeras, dignas de ser admiradas.
Bueno, vamos a investigar la incógnita del Tapón del Darién, yendo al Tapón del Darién directamente.
Estamos en camino hacia el pueblo de Chepo, donde termina el asfalto y empieza la tierra hacia la selva. La carretera está resultando perfectamente recta, como una carretera que sabe a dónde va. Hay un fuerte viento atravesado que crea muchas turbulencias. La topografía está bastante ondulada; pero, lejos a nuestra izquierda, se perfila una línea de sierras medianas.
El fuerte viento nos hace pensar en los vientos de Terra Nova, y las sierras paralelas a nuestra izquierda nos hacen pensar en la espina dorsal de Baja California.
Llegamos a Chepo, y, como previsto, al fin del asfalto, o más bien del hormigón.
También, como primer dato del Darién, nos enteramos de que no hay seguridad de encontrar nafta, por lo que hay que llevar consigo bastante para ir y volver. Salimos, pues, de Chepo con el tanque principal y dos tanques de auxilio llenos.
El camino es de grava gruesa, bastante malo; pero, por la conformación del terreno, que no es peor que en miles de otros lugares, nos preguntamos por qué durante tantos años terminaba la carretera aquí, en Chepo, y por qué, después de tantos años, cuando, por fin, empezaron a abrir este camino hacia Colombia, fue algo como un gran acontecimiento: pensábamos encontrar un terreno dificultoso de selva y pantanos, pero, por ahora, nada de eso.
Como para restar importancia a todo el asunto y darnos la razón, recién vimos una tropilla de una raza de vacas perfectamente no-tropical, y que no habíamos visto en muchísimo tiempo - lleno que estaba todo de cebúes - la raza de vacas Holstein.
A nuestra derecha, apareció ahora un lago que parece grande, pero que, curiosamente, en dos de los mapas que tenemos no figura si bien figura en el tercer mapa; por su configuración, parece ser un lago artificial, resultado de alguna represa, lo que explicaría por qué no se encuentra en dos mapas pero sí en el tercero. Ahora, también se ve a nuestra izquierda, y lo estamos cruzando por un puente por encima de un estrecho. Es el lago Bayano.
Estamos pasando, ahora, por el territorio de los paraborígenes Cunas.