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damajuanas no estaban selladas, por lo que comprarlas fue un acto de fe, ya que cualquiera podría llenarlas de cualquier agua y el comprador nada sabría.

Lamentable- y sorprendentemente, no había jugos de fruta decentes - todos, con azúcar, hechos de concentrados.

La ciudad de San José es la primera, en mucho tiempo, más o menos balanceada, con barrios de varios tipos, como suele haber en ciudades habituales; y bastante limpia - si bien no lo suficientemente a gusto de nuestro guía.

Su cuadriculado callejero central, no sabemos cómo calificarlo. El centro del cuadriculado tiene toda la precisión de un punto exacto: el cruce de una avenida "central" y, perpendicularmente, de una calle "central"; y luego, todas las avenidas corren paralelas a ambos lados de la avenida central, y todas las calles corren paralelas a ambos lados de la calle central; y todas, en orden numérico, pero no ordinal correlativo simple sino ordinal salteado, o sea por números pares de un lado, y por números impares del otro lado, de la calle y de la avenida centrales respectivamente.

Habrá un par de cositas que querremos visitar en San José, pero hoy ya no nos moveremos, ya no damos más.

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Esta mañana, nos dimos cuenta de que no tendríamos la fuerza de cumplir nuestros planes, a saber visitar un poco la ciudad y encontrar un taller para hacer reajustar el vehículo; el cuerpo no da. Nos quedaremos en el motel - perdón, apartotel; con la, de todos modos, imperativa tarea de transcribir las cintas.  Mañana, será otra vez en la calle.

El cartel de regulaciones hoteleras que hay en este apartotel debe de haber sido traducido de un original vespucciano: ¿Qué mente no vespucciana, y en el uso de sus facultades propias, podría escribir "toda persona que viaje por Costa Rica deberán ...". Es esto una típica lógica - o, mejor, ilógica, gramatical vespucciana.

Por otra parte, según la guía telefónica, hay por lo menos una empresa de aviación en Costa Rica que descubrió la manera de hacer sus aviones más livianos: simplemente le sacó la h a las  élices.

Aquí, en Costa Rica, también hay una influencia vespucciana debajo de los coches, pero, aquí, con más galantería que en México; las damas primero: lo que, en México, era el mofle, aquí se metamorfoseó en la mofla; para nosotros, seguirá siendo el silenciador.