Primero, contra las hordas españolas, los Misquitos se defendieron por la fuerza. Luego, cuando aparecieron los piratas de su majestad británica, los Misquitos se defendieron contra los Ingleses por diplomacia, formalizando con ellos alianzas comerciales y políticas, llegando a subyugar a sus propios vecinos indígenas en el proceso de salvar su propio pellejo. De manera que, durante dos siglos o más, fue esta costa un enclave del imperialismo británico en el imperialismo español.
Fue recién en 1894 que el gobierno del nuevito Nicaragua decidió incorporar la costa atlántica a su jurisdicción - y lo hizo por invasión militar.
Así fue que, 400 años después de Colón, terminó la independencia, o ficción de independencia, de los Misquitos, y empezaron sus verdaderos problemas que siguen hasta hoy, y empeorando.
A aquella invasión política y militar, le siguió la inevitable invasión económica de la explotación extranjera destruyendo las bases económicas y el estilo de vida tradicionales de los paraborígenes.
Así, hasta el advenimiento de la revolución sandinista, cuando se creó un caso único en América. Anteriormente, siempre desde Colón, los paraborígenes tuvieron que vérselas con capitalistas únicamente. Ahora, ¿cómo sería el primer contacto entre paraborígenes y anti-capitalistas? - ¿cómo tratarían anti-capitalistas a los más pobres entre los pobres, los paraborígenes?
En los primeros años, las cosas no parecieron mal. Se formó una entidad indígena global de los Misquitos, los Sumos y los Ramas, y ésta pudo mandar un representante al Consejo de Estado en Managua; también, el gobierno revolucionario se avino a efectuar la parte atlántica de su campaña nacional de alfabetización, en los idiomas paraborígenes y no en español.
Pero, eventualmente, la posición gubernamental salió a la luz: los paraborígenes no podían ser una nación dentro de una nación, y los recursos naturales en las tierras ocupadas por ellos no les pertenecían sino a - bueno, no a algún capitalista, por supuesto - sino al estado revolucionario; en otras palabras, el gobierno revolucionario iba a tratar a los pobres indígenas como cualesquiera otros pobres pero no como indígenas.
Los paraborígenes hubiesen aceptado una integración de sus recursos naturales a la economía nacional pero sin aceptar que ello pudiese jamás llevar a una dilución de su soberanía territorial; y, para precaverse, quisieron establecer documentalmente los límites de sus territorios ancestrales, y salieron con pruebas de que 38/oo del territorio nicaragüense, según ellos, les pertenecía.
El gobierno acusó a los paraborígenes de querer establecer una nación autónoma y de participar en actividades contra-revolucionarias contra el gobierno.