Hablando de la odisea de la comida, o mejor dicho de la falta de comida, o quizás de nuestra inhabilidad de conseguir lo que queríamos, es de notar que, en contraste con la situación imperante en Honduras y Guatemala, en Nicaragua no hay, a lo largo de las carreteras o en los pueblos, puestos de comidas calientes, y apenas si vimos algunos escaparates con frutas.
En otro momento - no nos acordamos cómo nuestro custodio fue llevado a decirlo - pero admitió que el arroz también está racionado; no quisimos preguntarle qué otras cosas están racionadas - era nuestro custodio tan amable y simpático, y convencido de los ideales de la revolución en la cual se había jugado la vida.
Hablando de revolución, nos sorprendió enterarnos de que Sandino, el originador de los Sandinistas, de los cuales tanto se habla hoy, no es un revolucionario de hoy sino un revolucionario matado por el gobierno de entonces, hace ya más de 50 años. Nos parece notable que, en 50 años, no se le haya substituido, por casualidad o por diseño, la personalidad de otro revolucionario, cuando otros revolucionarios han tomado su releva en la dirección de la lucha y también han sido matados; nos parece notable que un hombre, muerto hace 50 años ya, esté glorificado hoy como si él mismo estuviese en vida hoy, orquestando su propia gloria.
Y hablando de la revolución, no pudimos no enterarnos de la sobre-explotación de los recursos naturales, y de la explotación de la gente, bajo el régimen anterior, títere de los Vespuccianos.
Nos enteramos de que, por ejemplo, maderas que, básicamente, son una riqueza de Nicaragua, hoy escasean por la sobre-explotación anterior; nos enteramos de que, bajo el régimen de la revolución, los pequeños propietarios de tierras guardaron sus tierras, y los latifundios de los grandes terratenientes fueron divididos entre campesinos previamente sin tierras; a más de darles parcelas de tierra, el gobierno también les dio los implementos y los créditos necesarios para trabajarla, y ahora los campesinos son contentos porque, de sus cosechas, se guardan lo que necesitan para la manutención de un año hasta la cosecha siguiente, y el exceso lo venden al gobierno - naturalmente que no lo venden al gobierno porque así lo quieren sino porque así deben.
Y he aquí un cursillo en relaciones entre revolucionarios anti-capitalistas y paraborígenes anti-colonialistas, tales como se presentan en la costa atlántica de Nicaragua. Una novedad.
Dicha costa nunca fue parte homogénea del imperio español y de sus herederos, y no quiere serlo ahora.
En dicha costa, a la llegada de los Europeos, naturalmente ya había pobladores, mayormente Misquitos, también Sumos y Ramas.
Los Misquitos supieron preservar su soberanía sobre sus tierras sin sucumbir a las enfermedades ni a la esclavitud europeas.