cada vez más espesa, y se nos venía y se nos viene la oscuridad encima, así que lo único cuerdo por hacer fue ponernos a un lado y quedarnos quietos para la noche.
Nos olvidamos mencionar que, en Tegucigalpa, tuvimos la sorpresa de ver un colectivo con destino a Buenos Aires - bueno, al barrio de Buenos Aires en Tegucigalpa.
Sí, en Tegucigalpa
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Pasamos una noche sumida en las nubes, con un viento bastante fuerte; pero nosotros estuvimos protegidos por nuestra pequeña barranca.
Esta mañana, para nuestro último día en Honduras, tuvimos la inefable experiencia de prender la radio y, sin dolores ni penas, dar con un verdadero noticiero incluyendo noticias locales, regionales, nacionales, internacionales e inclusive, maravilla de maravillas, el primer estado y pronóstico del tiempo para la zona donde estamos, y no de Tejas o de Alta California, desde que entramos a América hispana sub-vespucciana.
Ayer, cuando nos enteramos de la finalización de las maniobras vespuccianas en Honduras, nos cruzó por la mente el inamablemente escéptico pensamiento de que ello no sería el fin de la presencia de los Vespuccianos aquí, pero lo reprimimos en seguida en lo más profundo de nuestro olvido; empero, esta mañana, en las noticias, ahí estaba: los Vespuccianos se van a quedar.
Esta madrugada, seguimos envueltos en niebla barrida por el viento. Vamos a salir un poco más tarde para no viajar con oscuridad y niebla.
Salimos hace unos quince minutos, y, en estos quince minutos, asistimos al cambio más ilustrativo de condiciones atmosféricas; resulta, por lo que vimos, que pasamos la noche en el punto más alto - y nublado - de la subida desde Tegucigalpa, y que, ahora, lo único que hicimos fue ir bajando, con los cambios sucesivos, de niebla como volutas espesas en el interior de la nube, a niebla más liviana en el límite inferior de la nube, pronto solamente a cielo nublado, luego a nubes aisladas con Sol en igual proporción; y ahora, estamos viajando con un Sol radiante - y mientras tanto, allí arriba, es todavía el pico de las nieblas y tinieblas.
La topografía está muy montañosa y quebrada; el camino, por lo tanto está muy sinuoso.
Empezó a salir humo de nuestros frenos delanteros. Tuvimos que parar. No sabemos por qué se dice que los frenos de disco son mejores que los de tambor ya que, de los de tambor, de atrás, nos olvidamos, y son los de adelante, de disco, que siempre se requeman.