viajar en el ambiente de los fortines, estamos aquí, sin el más mínimo problema.
\GT/ En cuanto a la ciudad de Guatemala, nos parece ser un diminuto núcleo
central con rasgos arquitecturales modernos interesantes, rodeado por
unos suburbios amorfos y sin fin.
Los rasgos modernos interesantes, y hasta únicos e inconfundibles se podría decir, son el Teatro Nacional, el santuario expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, y unos altorrelieves angulares en las fachadas de algunos edificios; ah, sí, y también unos mini-rascanubes de interesantes formas externas.
► El Teatro Nacional es único por su forma y por su combinación de colores: blanco y la gama de los azules. Es solamente después de haberlo visto desde varias direcciones que se nos ocurrió lo evidente, a saber que, en esencia, su forma se inspira de las encimadas de varias superficies recesivas tipo zigurat de las ruinas paraborígenes de esta parte de América.
El Teatro está situado estratégicamente en el tope de una loma, y rodeado por unos jardines en las laderas de la loma. Ya nos preparábamos con expectativas a caminar, a pesar de la horrible contaminación alrededor de nosotros, hacia el Teatro, cuando nos encontramos con la sorprendente y repelente realidad de que los jardines alrededor del Teatro Nacional son una fortaleza prohibida al público salvo los sábados y domingos. Qué manera de separar la ciudadanía de un contacto natural con la belleza externa de un centro de cultura. Efectivamente, desde lejos no se veía alma viva en los jardines del Teatro.
Ahora que, más tarde, de otra fuente, se nos informó que sí se puede acercarse al impresionante edificio. No tuvimos el tiempo todavía, pero trataremos de averiguar cuál de las dos informaciones es cierta.
Si el edificio es, por dentro, tan novedoso como lo es por fuera, ciertamente debe de ser muy interesante.
► La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús es otra pieza única, y por lo tanto difícil de describir.
De afuera, no tiene cuatro costados sino solamente tres, porque las dos paredes longitudinales son dos fracciones de arco juntándose detrás del altar mayor. Desde afuera, una de las paredes longitudinales ni se ve porque está colindante con un colegio adjunto a la iglesia; la otra pared longitudinal se parece exactamente a la parte de atrás de un almacén de maquinaria, o de una fábrica; la tercera pared, o sea el frente, tampoco tiene por qué entusiasmar salvo que, en un receso de la pared, hay una gigantesca estatua de Cristo, gigantesca, y muy bien hecha y expresiva.
Ah, pero, por dentro, esta iglesia es una joya, una iglesia como ninguna de las que vimos hasta ahora.
Adentro de la iglesia