Dicho de otra manera, el cubrimiento y tapamiento de sitios anteriores por sitios nuevos es un proceso tan viejo como el sedentarismo mismo; y no hay razón para que no continúe en los días de hoy y en los días del futuro.
Además, se puede argüir que un vestigio, mientras no se lo desmantela, tapado por edificaciones nuevas, está mejor protegido para un futuro lejano que de cualquier otra forma.
Además, hay que aceptar que no todos los vestigios tienen quilataje de reliquia.
De manera que si nadie se lamenta en los lugares más distinguidos de la Tierra, enconces ¿por qué lagrimear aquí?
Estamos parados para la noche entre Chiapa de Corzo y San Cristóbal de Las Casas. Llegar de Chiapa de Corzo a este dormitorio no fue sin interés.
Al salir de Chiapa de Corzo, nos enfrentamos, como ya se nos hizo habitual, con un gran cerro tapando el horizonte; salvo que, esta vez, vimos algo moviéndose en su cima, lo que parecía una hormiga pero que nos dimos cuenta de que era un camión con acoplado en las alturas; una vocecita nos dijo que a nosotros también nos iba a tocar volvernos una hormiguita allí arriba, y decidimos ver qué distancia y qué tiempo nos separaban de aquel punto en el cerro, y también qué altura. Resultado: recorrimos 11,360 kilómetros, nos tardó 16 minutos, y subimos 500 metros; y creemos que esta subida simboliza una situación muy corriente en la topografía y en las carreteras de lo que vimos de México continental hasta ahora.
Luego, la carretera siguió torciéndose por las alturas, con grandes vistas por todos los lados, volviéndose cada vez más grandiosas y misteriosas por el anochecer - y no había manera de encontrar ni el más mínimo pequeño espacio al borde de la ruta para pernoctar hasta que, por fin, encontramos éste, donde estamos ahora, justito a un metro de una de aquellas cruces al borde del camino.
Una ventaja de estar aquí es que tenemos un aire fresco y liviano, dejamos la pesadez húmeda allí abajo. Ya es tarde y totalmente de noche; sin embargo, sombras de gente están hormigueando todo alrededor, pero parecen todos gente buena; hasta ahora, no vimos ni una persona mala en México.
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Esta mañana, a las 5:30, cuando nos despertamos, ya había formas oscuras deslizándose en la tiniebla.