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de árboles como nunca los hay en las ciudades modernas de Canadá o de Vespuccia.

Estamos saliendo de Tuxtla Gutiérrez, lamentablemente tomando retrospectiva consciencia de que ser moderno y limpio aparentemente apaga la chispa de la inspiración; aquí también tienen una cantidad de estatuas y de fuentes de agua, pero sin ninguna gracia, ningún atractivo.

Estamos en el pueblo de Chiapa de Corzo.

Acabamos de sobrevivir - entre incredulidad y soto-divertimiento - el despacho de unas tarjetas postales y de una carta que no habíamos podido mandar, en estos días pasados, porque en el correo ... no tenían estampillas de tamaño para tarjetas.  La aventura de hoy, en el correo de Chiapa de Corzo, fue así.

║ Primero, el empleado anunció, que habían cambiado las tarifas; pero que no sabía las tarifas nuevas; empezó a buscarlas sabiamente en por lo menos tres diferentes publicaciones, hasta que, finalmente, concedió que no las podía encontrar.

  Entonces, nos preguntó cuánto habíamos pagado la vez anterior y dijo que nos iba a aceptar lo que habíamos pagado anteriormente ya que no podía encontrar las tarifas nuevas.

║ Luego, no pudo juntar el digno empleado las estampillas de valor adecuado para cada envío; tuvimos que poner importes mayores que los correctos para utilizar así las estampillas que él tenía.

║ Cuando vino el momento de hacer la cuenta, encontró el dignísimo empleado que su maquinita de calcular no funcionaba; pasó otra eternidad tratando de convencer a la desdichada maquinita, a golpes, que funcionase; mientras Božka ya había sacado la cuenta mentalmente en los primeros instantes del enfrentamiento entre el empleado y la maquinita, y la había anunciado.

║ Cuando, después de un tiempo diplomáticamente prudencial, Božka le dijo al empleado que quizás podría sacar la cuenta con papel y lápiz, ya que él no creía el resultado del cálculo mental de ella, él le dijo que, hoy en día, ya no se hace con papel y lápiz, que ahora tiene que hacerlo la maquinita; y siguió pegándola (la maquinita) hasta que la maquinita, por fin, se decidió a funcionar, y confirmó el cálculo mental de Božka.

║ Ante las muestras de impaciencia de Božka, el empleado había tenido una reacción de fatalismo diciendo que, apurarse o no apurarse, todo iba a terminar de la misma manera, igual.

Lo que, en realidad, nos hace acordar de que, en una oportunidad, habíamos hecho el comentario a un empleado de la dirección de turismo de México, que sería mejor que el precio del teléfono no fuese tan ridículamente bajo pero que el servicio fuese un poco mejor; y él nos contestó que por favor no >>>>>>>>