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Físicamente, se puede describir Acapulco como un filamento semi-circular de brillo artificial, estirado a lo largo de un fondo de suciedad, trabajo, sudor, muy reales. Solamente aquellos que vienen a Acapulco por vía aérea y se van directamente del aeropuerto a las torres de márfil de los hoteles pueden todavía creer en el mito de Acapulco. Nosotros, que venimos por tierra, por atrás, que tuvimos que cruzar todos los barrios pobres, no nos dejamos engañar.

Creíamos que, en una ciudad que se quiere tan cosmopolita como Acapulco, encontraríamos algún laboratorio fotográfico idóneo para hacer revelar los rollos que ya tenemos, pero no encontramos tal laboratorio, por lo menos no dentro del servicio rápido que se estila en tantas otras partes.

Durante todo el tiempo que estuvimos en Acapulco, hizo mucho calor, hubo mucha humedad. Si el clima es así ¿qué va a pasar con nuestros rollos fotográficos?

Cuando anocheció, fuimos a la famosa Quebrada para presenciar un salto de los no menos famosos Clavadistas, un espectáculo de atrevimiento, previo pago obligatorio de una cooperación personal voluntaria establecida por el Honorable Ayuntamiento de Acapulco, según rezan los boletos que tenemos.

Trátase de muchachos atreviéndose a saltar de un acantilado al mar. Y atrevimiento es, tres veces. Es atrevimiento porque el propio desnivel de caída desde el tope del acantilado al agua es de 35,40 metros; es atrevimiento porque, además, el agua tiene solamente 3,60 metros de profundidad; y es atrevimiento, sobre todo, porque la base del barranco, en vez de ser a pique, sobresale 6,30 metros horizontales desde el punto de partida, de manera que los 35 metros de caída tienen que incluir una curva de alejamiento desde el acantilado de más de 8 metros horizontales, bajo riesgo de muerte en caso de fallar - y no queremos pensar en el impacto desde 35 metros en el agua, en el mejor de los casos, ni en la maniobra-relámpago subacuática para evitar el fondo a menos de 4 metros de distancia.

Se dice que, de noche, se efectúa el salto llevando una antorcha; nosotros no vimos antorchas, todo estaba con grandes focos de luz eléctrica.

Hablando de bahía acapulcense, es menester ejercer cuidado y discernimiento antes de aceptar una invitación a un momento romántico "en la playa de Acapulco", preguntando primero ¿cuál? Es que hay dos playas, una, protegida por la bahía, otra, expuesta a la mar abierta.

Luego, el único interés que nos quedaba en Acapulco era cómo salir rápido del Lugar de las Cañas - que es lo que la palabra náhuatl Acapulco significa. Así, ya de noche, empezamos a viajar hacia el destino distante de Tehuantepec, pero con el objeto inmediato de encontrar un lugar para dormir; lamentablemente, >>>>>>>>