→→ Curveando, y contando, pasamos otra vez - y esta vez, por última vez - el círculo tropal de los Mellizos - aunque la gente siga llamándolo trópico del Cáncer - a la latitud de 23 grados 27 minutos norte. De ahora en adelante, será siempre en dirección al ecuador.
Aquí terminan las notas escritas de Božka.
Referente a la Sierra Madre Occidental que acabamos de catar, probablemente, mejor prepararnos para más de lo mismo o parecido. Todo México es mayormente montañoso; tiene tres cordilleras longitudinales; la sierra bajacaliforniana, que tan áspera nos pareció; esta sierra occidental que acabamos de incursionar; y una sierra oriental; con, entre las dos primeras, el golfo de California, y, entre las dos últimas, una altiplanicie de unos 2.400 kilómetros de largo y de hasta 800 kilómetros de ancho; elevándose de norte a sur hasta encontrarse con un macizo transversal este-oeste, con picos de hasta 5.450 metros de altitud. Vamos a ver.
A unos 50 kilómetros antes de salir de la Sierra Madre Occidental, con cada frenada empezamos a escuchar un chillido cada vez más fuerte en uno de los frenos; primero, creímos que era alguna suciedad, si bien no sabíamos de dónde habría venido; pero, eventualmente, el chillido quedó permanentemente, aun sin frenada, señal bastante imperativa de que algo sucedía; es así que nos paramos de emergencia en el lugar donde estamos ahora. Por lo que nos dimos cuenta, los frenos delanteros estaban absolutamente recalentados y probablemente a punto de fallar; salía calor como de una estufa; esperamos cuarenta minutos, pero estaban todavía muy calientes; además, al probarlos en un metro o dos, seguían chillando.
Todos los vehículos que nos pasan también dejan un olor a quemado de frenos.
La noche se nos vino encima y no tenemos otro remedio que quedarnos aquí. Esperemos que, mañana, se pueda seguir, o por lo menos se pueda seguir hasta Mazatlán, para hacerlos revisar, los frenos. Lo cierto es que un camino como éste gasta más los frenos que 10.000 kilómetros en uso normal, y también es cierto que, después de casi 75.000 kilómetros, todavía tenemos los frenos de fábrica. Tenemos con nosotros zapatas de frenos de repuesto, pero esperemos que no tenga que cambiarlas Karel, esperemos que no se haya dañado otra cosa, y esperemos que nos podremos mover mañana.
Ah sí, con todo esto, ¿cuántas fueron las curvas que calculamos? Bueno, increíblemente, 800 curvas - 800 curvas increíbles; qué casualidad que nos hayamos parado justamente en esta cifra redonda; mañana nos esperan más curvas, pero por lo pronto, hoy, Karel manejó más de 1.600 curvas, probablemente algún tipo de maximarca.
Para la cena, exploramos las ondas radiofónicas; milagro de milagros; por primera vez desde Mexicali, escuchamos palabras inteligentes por radio; una entrevista con un campesino de 68 años, propietario de una parcela de una >>>>>>>>