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Como sabíamos que, para comprar los pasajes, hace falta presentar los documentos aduanales, le mostramos al empleado, con toda confianza, pero por la duda, el documento del automotor otorgado en Tijuana.

- Ah, pero eso no va, aquí falta un sello;
- cómo que falta un sello;
- sí, le falta el sello del registro federal de automotores;
- pero si en la aduana de Tijuana les aclaramos que íbamos a viajar no sólo >>por Baja California sino por todo el país, inclusive Chiapas y Yucatán, y > nos dijeron que así estaba bien y que con eso no había problema;
- ah, pero aquí falta el sello del registro federal de automotores;
- pero, si en la aduana ...;
- pero no hay problema, el sello lo pueden conseguir aquí, en la oficina local >>del registro, en La Paz;
- muy bien, dónde está, ahora vamos;
- ah, sí, pero hoy ya no, son las 16 y cierran a las 15:30;
- bueno, así que mañana vamos;
- no, mañana es sábado, y después, domingo, así que hasta el lunes ...;
- sí, pero que queríamos hacer las reservaciones mañana por la mañana para >>viajar pasado mañana, domingo;
- pero van a tener que esperar hasta el lunes, salvo que - a ver un momento - >>puede ser que mañana por la mañana haya movimiento en el puerto, y, cuando >>entra o sale un barco, hay un agente del registro de automotores ahí mismo, >>así que Ustedes podrían encontrarlo mañana por la mañana en el puerto, >>hacerse sellar el papel y venir aquí para hacer la reservación;
- bueno, así habrá que hacerlo; ¿dónde queda el puerto?;
- por la costanera, a 17 kilómetros;
- ¡¿17 kilómetros?!
- 17 kilómetros.

Dijimos "hasta mañana", pero nuestro interior gruñió "que bárbaro; por qué esa gente en Tijuana ...; y aquí ... una vez, para las informaciones, otra vez, para la reservación, una tercera vez, para pagar, una cuarta, para embarcar - medio día perdido entre el pago y el embarque, sin poder hacer nada concreto entre los dos".

Para no dejar nada al azar, ni hasta mañana esperamos, sino que fuimos en seguida al puerto, 17 largos kilómetros, todo alrededor de la bahía desde la ciudad propiamente dicha al puerto, aunque solamente para orientarnos y ya saber, mañana por la mañana, con eficiencia, a dónde ir.

De paso, hicimos dos diligencias y tuvimos una visita perfectamente imprevista, pero a eso volveremos luego.

En la terminal del puerto, todo cerrado. Felizmente, al rato, emergió de la soledad un empleado, probablemente demorado por un trabajo atrasado. Le planteamos el caso; y que no, que mañana por la mañana el agente del registro federal de automotores no estará en el puerto porque mañana por la mañana el >>>>>>>>