La topografía, bastante quebrada. Pero todo, naturalmente, o sea "por acción de la naturaleza", verde, de pie a cumbre, aun cuando con una vegetación bien magra; en el valle, inclusive hay cultivos.
Ahora, inclusive, la carretera está bordeada por dos tupidas hileras de casuarinas, y detrás de las cortinas arbóreas, por viñedos; eso, sí, no esperábamos ver en Baja California.
Sabemos que, durante nuestro recorrido de América hispana, vamos a encontrar muchos lugares llamados Buenos Aires, y tenemos más o menos la idea dónde están; pero recién tropezamos con nuestro primer Buenos Aires, uno que ni sabíamos que existe; de todos modos, no más que una chacra.
Vemos muchos coches con placas de Alta California y también de otros estados de Vespuccia; en realidad, hay tantos coches vespuccianos como mexicanos, si no más; parece una verdadera posesión, por lo menos turística, de Vespuccia.
Viendo esta circunstancia, y recordando un poco la amargura mexicana de experiencias pasadas a manos de los vecinos del norte, parece ser con buena razón que, por ley, extranjeros no pueden comprar propiedad inmueble dentro de una franja de cien kilómetros a lo largo de las fronteras y de cincuenta kilómetros a lo largo de las costas, por lo que no pueden comprar nada aquí en Baja California, ya que esta península tiene un ancho término medio de tan sólo noventa kilómetros; los extranjeros que quieren disfrutar de una vivienda en Baja California tienen que hacerlo solamente por mecanismos legales que aseguran que el título real de la tierra se queda en manos mexicanas.
Hablando de dimensiones, la península de Baja California, que parece un pequeño apéndice no más, colgando del costado de México, es, en realidad, más larga que Italia, con algo de 1.300 kilómetros - algo de 1.700 kilómetros por carretera. A pesar de estar apretada tan estrechamente entre las aguas del golfo y del océano, tiene, en su cordillera longitudinal, picos de hasta más de 3.000 metros, siendo conocido el más alto por tres nombres diferentes: Picacho del Diablo, Cerro de la Encantada o Cerro La Providencia, al gusto del consumidor.
Según nuestra información, no hay prácticamente ninguna estatua de Cortés en todo México - quizás una, y un altorrelieve; en cuanto a los frescos que lo representan, tenemos entendido que lo hacen despectivamente; pero, por lo pronto, hoy, ya encontramos una avenida Cortés, así que vamos a ver.
Estamos siguiendo camino; y siguiendo descubriendo el aspecto inesperado de Baja California: vemos grandes viñedos y también olivares.
Nos olvidamos mencionar que, en el pueblo El Maneadero, al sur de Ensenada, donde supuestamente tenía que haberse encontrado la segunda aduana, nada vimos.