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Ahora, hay que recobrar un poco de orden y disciplina en la cronología de los relatos.
\sd/ Así que hoy es el 24 de diciembre.
FIN
Parte del día, todavía la pasamos con llamadas telefónicas, con compras varias, con problemas varios; como ser que nos dimos cuenta de que parte de un tipo de las píldoras contra la malaria no tenía un vencimiento suficientemente extendido, de manera que, si bien contra la malaria tratable con cloroquina ya teníamos protección para la totalidad de la Expedición, contra la malaria resistente a la cloroquina, para la cual hace falta otra droga, muy difícil de conseguir, el Fansidar, en otras palabras, sulfadoxina y pirimetamina, teníamos protección solamente para parte de la Expedición; situación que hubo que subsanar.
Pero parte del día, pasamos ya nuevamente con una visita, una visita al parque zoológico de San Diego. No sabíamos si visitarlo; después de muchas deliberaciones, y sin muchas ganas, decidimos que, como es el parque zoológico más grande, y entre los más famosos, de Vespuccia, convenía echarle un vistazo.
El vistazo duró tres horas intensas y eficientes; podrían haber sido cuatro o cinco horas; lo que, por sí solo, significa claramente que estamos muy contentos de haber decidido visitarlo.
Todo contribuye a la merecida fama de esta cárcel zoológica:
<> por ejemplo, su ubicación en un terreno bastante quebrado, con varios beneficios consiguientes: para una variedad de animales encarcelados, el terreno parece más natural que si fuera una llanura; muchos animales se ve mejor porque se los ve en una ladera y no en una llanura; la perspectiva general va cambiando - con ciertos recintos, en el mismo nivel que el observador, y otros, más altos, y otros, más bajos;
<> por ejemplo, ideas, como un gigantesco aviario donde se puede observar los pájaros no de afuera sino paseando adentro; o como la mezcla de varios tipos de animales no incompatibles en un mismo recinto, dando una impresión más natural y no de museo;
<> por ejemplo, la gran variedad de animales, y la gran variedad de animales poco comunes: no solamente hay los elefantes, las jirafas, los tigres, los leones, los leopardos, los hipopótamos, las zebras de siempre, sino que también hay lémures, coalas, ocapíes, gnúes, canguros que ni siquiera se parecen a canguros, y otros; y de los lémures, por ejemplo, hay por lo menos tres tipos diferentes;