▪ Encontramos el consulado, escondido en la parte trasera de una casa de familia en un barrio residencial, inclusive con el lujo inesperado de estacionamiento sin problema.
No hubo ni una palabra referente a visas de países intervinientes, no hubo ni una palabra respecto a los documentos del coche; en media hora de amable charla y espera, nos despedimos, con nuestras visas en el bolsillo; con la diferencia - otra diferencia de consulado a consulado - de que, en Los Angeles, nos habían dicho que la validez de la visa empezaría en el momento de cruzar la frontera, mientras que aquí nos dijo la señora cónsul que empezaría el día mismo de su otorgamiento, lo que, para nosotros, no resultaba muy bueno porque iría a vencer antes de nuestra llegada a Costa Rica, y por lo tanto de nada serviría; pero hasta eso se solucionó muy fácilmente: en vez de recibir una visa con un mes de validez, que es lo común, la recibimos para dos meses.
Así que la visa costarricence - que, desde nuestras primeras averiguaciones burocráticas, había sido una preocupación nuestra por lo del telegrama y de las posibles dificultades - está solucionado como en un sueño, lo más fácil- y rápidamente que se podía desear, pasando, de solicitud con exigencia de telegrama directamente a Costa Rica, a solicitud en consulado con exigencia de visas de los países intervinientes, a solicitud en consulado, sin exigencias.
▪ Durante la plática, la cónsul nos comentó que su hija, que, naturalmente, va a la escuela aquí, en Vespuccia, quiso elegir a Costa Rica como tema de una redacción, pero que la maestra de ciencias sociales - que así se llama aquí asignaturas como geografía e historia - no se lo permitió porque, según dicha distinguida maestra de geografía, Costa Rica no es un país. No lo quisimos creer, pero la señora cónsul lo dijo y reiteró con toda seriedad, incredulidad e irritación.
Ahora que, rememorándonos nuestros propios encuentros con la ignorancia, el analfabetismo, el inconceptualismo, vespuccianos, no vemos por qué nos escandalizamos tanto. En Vespuccia, perfectamente posible.
Para seguir con la buena suerte, el barrio mismo del consulado costarricence nos va a servir de dormitorio esta noche.
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Hoy, empezamos el día tempranito, en el consulado de México, como quien se compró un boleto de lotería con dos premios posibles y va a averiguar cuál de los dos premios salió: de un consulado anterior, teníamos la información de que, para ingresar a México y luego seguir a Guatemala, hace falta una tarjeta >>>>>>>>