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nadie nos supo decir antes - ni siquiera ellos mismos por teléfono - a saber que, teniendo permiso de residir en Vespuccia, no se necesita dicho trámite engorroso por telegrama, siempre que se pida la visa en Vespuccia y no afuera.

▪ Entonces, en el consulado de Los Angeles habíamos dicho.

   - Bueno, por favor, deseamos una visa.
   - Ah, pero si ya teníamos las visas de los países intervinientes.
   - No, no las tenemos todavía; especialmente, la de Nicaragua la podremos >>>>>conseguir solamente en Tijuana porque aquí no hay consulado nicaragüense.
   - Ah, entonces, sin las visas de los demás países no les podemos dar la >>>>>nuestra; además, para su coche tiene que traernos documentos de propiedad >>>>>y un papel especial de la policía.

Así, habíamos quedado con una imposibilidad de conseguir la visa de Costa Rica en Los Angeles; en vista de lo cual nos habíamos hecho el plan de ir a Tijuana para conseguir la visa nicaragüense; luego, de volver a San Diego para conseguir todas las demás visas; y finalmente, de conseguir, en San Diego mismo, la visa costarricence por el trámite sin telegrama.

Pero, acá, la angustiante sorpresa de la guía telefónica.  Llamamos las informaciones de la empresa telefónica para averiguar el número de los consulados no listados en la guía, pero se nos informó que no hay tales consulados. No tuvimos otro remedio que llamar de San Diego los consulados en Los Angeles para preguntarles cómo podía ser que nos habían dicho que había consulados en San Diego pero que aquí no los hay. Y los tres consulados, Guatemala, Honduras y Costa Rica, nos dieron el teléfono y la dirección de los consulados en San Diego, los que aquí, en San Diego, parecen los secretos mejor guardados de la ciudad y de sus alrededores. Que la empresa de teléfonos no sepa nada de un consulado en particular, podría haber una razón, pero que no sepa nada de los tres, ya pasa del entendimiento común.

▪ Con el teléfono ya en mano, también llamamos, o mejor dicho tratamos de llamar, al consulado nicaragüense en Tijuana, a ver de qué nos podríamos enterar, pero no había contestación.

▪ Ya que todos los consulados parecen confabularse en mantener sus horarios tan estrechos y tan encimados unos con los otros como posible, como para que, aparentemente, no se pueda hacer trámites en más de un consulado por día, nos encontramos con que el único horario que nos quedaba todavía disponible era el de Costa Rica - lo que para nosotros, en realidad, nos venía muy bien porque, en base a nuestras experiencias múltiples y prolongadas con docenas de consulados cuando hacíamos nuestras averiguaciones iniciales en Nueva York, habíamos descubierto que los varios consulados de un mismo país, lejos de ser varias bocas de una misma cabeza, frecuentemente dan reglamentos totalmente diferentes - un verdadero peligro público para el viajero - y decidimos tirarnos un lance a ver qué pasa en este caso, en este consulado.