\LA/ Acabamos de visitar lo que no sabemos si debemos llamar dos estudios >>>>>>cinematográficos o un estudio cinematográfico; ya sabemos que se trata de dos empresas separadas y competidoras utilizando, en un espíritu de fraternidad, y más probablemente de economía, las mismas instalaciones. De todos modos, ahora tenemos que correr al barrio céntrico para una última diligencia, así que será esta noche que apuntaremos lo que vimos.
Después del centro, volvimos otra vez a Pasadena para dejar revelar nuestras últimas fotografías de Vespuccia antes de pasar a América Ibérica; pero llegamos tarde; así que estamos instalados para pernoctar en un callejón tranquilo. Mañana, dejaremos revelar las fotografías y mañana saldremos, por fin, después de unos increíbles 25 días, hacia San Diego, hacia México. Sin embargo, antes de acostarnos, tenemos que relatar aquello de los estudios cinematográficos.
Se trata, como ya dicho, de dos empresas competidoras pero utilizando las mismas instalaciones; además, estas mismas instalaciones las alquilan a productores independientes.
El predio que visitamos se extiende sobre 40 hectáreas; y hay otro, anexo, de 16 hectáreas. Hay 38 escenarios. La cantidad de empleados varía como una marea entre 2.000 y 7.000, con un término medio habitual de 5.000. Se fabrica - que es la única palabra que corresponde - unas 20 películas de largo metraje por año, películas de televisión, 12 series semanales sin fin a la vista para televisión, y mini-series especiales.
Nos paseamos por calles sorprendentes, donde ventanas no se abren a ninguna parte, donde puertas no llevan a ninguna parte, todo hecho estrictamente de madera enyesada con una apariencia convincente de mampostería; pero cada edificio, con una fuerte personalidad típica, y diferente de la de cualquier otro edificio. Podemos decir sin lugar a duda que estas calles fueron el mejor conjunto urbano que vimos en cualquier parte de Vespuccia.
Y, naturalmente, para cada película, los artistas de la decepción visual entran a trabajar, y disfrazan los edificios de tal manera que el mismo edificio, utilizado docenas de veces en docenas de películas, es irreconocible de una película a la otra; en realidad, lo mismo que aprendimos con respecto a la laguna de Arcadia.
Son realmente maestros los artistas de la ilusión; por ejemplo, producen en un santiamén carteles callejeros de auténtica apariencia centenaria, o carteles de última moda y técnica. Bastante impresionante.
Entre las cosas que parecen ir a alguna parte pero no van a ninguna, vimos un par de vertibuses: de afuera, todo parece perfecto, las puertas corredizas, el botón de llamada; hasta, cuando se abren las puertas, se ve el interior de la >>>>>>>>