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Vimos un caso de mejor coexistencia entre farallón y construcción humama. Vimos un gran edificio de departamentos, en el cual el piso a nivel de la calle es el último piso superior; un edificio que, visto desde la calle, parece ser de planta baja solamente; un edificio en el cual, en vez de subir de la calle a los departamentos, se baja; la explicación, muy simplemente, es que el edificio está construido contra la pared de un acantilado, con su piso superior a la altura del reborde del acantilado, que es donde está la calle de acceso.

En el renglón de la próxima, hubo, otra vez, manifestaciones en Inglaterra y Alemania contra la cohetería vespucciana instalada, o por instalarse, en Europa.

Y la casa de gobierno vespucciana, parece que se volvió de opereta - parece que le instalaron cohetes anti-aéreos alrededor para protegerla contra ataques aéreos. No nos acordamos si mencionamos, hace unos días, que instalaron barricadas de cemento en los accesos a la casa de gobierno para protegerla contra posibles ataques por coches-bombas. Parece ser la confirmación de lo que dijimos en varias oportunidades a interlocutores vespuccianos: no critiquen las medidas policíacas o militaristas en otros países; de encontrarse Ustedes en las mismas condiciones, harían lo mismo.

Vamos a pasar la noche en este barrio de lujosa tranquilidad. No entendemos por qué ciertas cuadras están iluminadas, y otras cuadras no tienen luz - ni siquiera postes de luz tienen.

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Hoy, empezamos el día, viajando hacia otro suburbio losangelino más, el de Burbank, para una visita que tenemos apalabrada allí de dos famosos estudios cinematográficos.

Aunque se vuelva aburrido, hay que volver a repetir lo de la contaminación ambiental. Es simplemente asombrosa, uno no se cansa de percibirla activamente con la vista, y permanentemente tiene nuevas oportunidades de asombrarse una y otra vez. Es real- y verdaderamente lo mismo que pasaba con el derroche de colores otoñales en Nueva Inglaterra, solamente que, allí, era agradable, positivo, constructivo, aquí, es deprimente e increíble.

En Los Angeles, el uso de la bocina difiere totalmente de su uso en cualquier otra parte de Vespuccia o Canadá. Mientras que, en todas las demás partes, no se escucha una bocina en días y semanas - incluso, en repetidas oportunidades, hicimos el comentario de que un automovilista tendría que haber utilizado su bocina - aquí, se escucha bocinas, y muchas veces, sin razón; y ciertos conductores, aquí, utilizan la bocina como si fuera una varilla mágica, y se meten en lugares en donde, por simple cortesía y cautela, no tendrían que haberse metido.