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desde Tierra, pasarían, primero, cuatro horas hasta que Tierra se entere de que algo ocurre, luego, pasarían otras cuatro horas hasta que algún mando desde Tierra llegue a la vecindad de Neptuno, y luego, pasarían otras cuatro horas hasta que Tierra se entere del resultado de su mando; doce horas entre un acontecimiento imprevisto y el conocimiento por Tierra de que la situación se estabilizó.

Y aun en el desarrollo normal de lo previsto, tales distancias son fuente de dificultades.

Las señales radiales desde la vecindad de Urano tendrán una fuerza de algo de un  cien-mil-millonésimo  de la fuerza de un reloj electrónico.  Lo que obliga
- aun con todas las antenas aquí, en Tierra, esforzándose a lo máximo - a reducir la rapidez de flujo de las señales mandadas por el laboratorio para que no se confundan con el inevitable fondo de niebla radial del universo.

Lo que, a su vez, impide la emisión y la recepción de los datos a medida que ocurren las observaciones, y obliga a un almacenamiento de la información para su transmisión posterior.

Y en el caso de fotografías, peor.  Fotografías necesitan tantos pulsos radiales que, desde tales distancias, hay que apartarse de las normas habituales de transmisión y conformarse con una así-llamada compresión de información, o sea con datos no de valores absolutos conocidos sino solamente relativos entre sí.

Todo cuanto, más que un inconveniente táctico, es un peligro fundamental adicional, por el tiempo adicional durante el cual datos ya recogidos quedan expuestos a un siempre posible impacto por partículas del viento solar.

Además, Urano tiene sus problemitas muy personales.

Urano gira, y sus satélites circulan, y todo el sistema se mueve, alrededor de un eje horizontal en vez de vertical - lo que crea un tremendo problema al Voyager que se le está acercando porque el laboratorio, en vez de pasar, como normalmente lo haría, en el plano de circulación de los satélites, con el planeta en el centro del mismo plano, pudiendo así encontrar y estudiar los satélites uno por uno, y Urano en cualquier momento conveniente, se encontrará perpendicularmente al plano de los satélites, y los verá, y tendrá que tratar de estudiarlos, todos concurrentemente, y cualquier imprevisto también, y Urano, en el centro, también, todo a la vez.

Otro problema será que, en Urano, tan lejos del Sol, la luz solar será más bien luz lunar o menos, no muy apropiada para fotografías.

/\ Mientras tanto, ¿qué hacen los 5.000 ingenieros y técnicos del Jet Propulsion Laboratory?  Algunos, naturalmente, estudian los datos recibidos, pero muchos preparan el futuro.