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secreto - de los varios ingredientes, los que - de entre centenares - pueden ser solamente dos o pueden ser diecisiete o aún más; de vinagres a sueros, de especias a harinas, de granos a yerbas, de tantas otras cosas, que darán al producto su irresistible atracción - por lo menos para aquellos paladares arruinados que ya no saben disfrutar de los gustos naturales inherentes en cada comida dada por la naturaleza.

Según lo explica la propia empresa, se trata de encontrar un "sabor cerebral con una diferencia discernible, en consonancia con cambios sociológicos y técnicos". Y el concepto de sabor en este credo gastronómico transciende lo culinario hacia lo psicológico; es, según dice la empresa "la globalidad de gusto, aroma, color, textura, asociaciones sensoriales y matices emocionales".

Esta es otra empresa que empezó de nada, y ni siquiera en el siglo pasado cuando, supuestamente, todo era más fácil, sino en este mismo siglo; con un condimento hecho caseramente para ayudar un pequeño restaurante, propiedad de la familia; y ahora, es una empresa de primera magnitud en su renglón.

Y hay que subrayar la importancia, en esta empresa, como en tantas otras que ya visitamos, quizás todas, de la meticulosidad de sus investigaciones básicas, de su cuidado en todos los detalles - no solamente en el producto mismo sino en el embalaje, la publicidad y todos los demás aspectos. Si tiene éxito, es porque se lo conquista para sí misma.

Ahora se nos ocurre una idea. ¿Será quizás que tuvo y tiene éxito, en este siglo XX, justamente porque es este siglo y no el siglo pasado? ¿No puede ser, que no hubiese tenido tanto éxito en el siglo XIX, cuando las comidas eran menos matadas que hoy en día y tenían más gusto propio, y que es justamente, por llenar el vacío de las comidas con menos sabor de este siglo, que tiene tanto éxito?  No sabemos.

No nos sorprendió enterarnos de que tiene gustadores para la evaluación de sus condimentos, pero sí nos sorprendió que la percepción de los varios gustos se efectúa por papilas gustativas especializadas para cada gusto, y que los gustadores, a más de tener una habilidad innata, también siguen cursos para desarrollar su percepción selectiva de sabores.

Acabamos de tener una mala sorpresa. Averiguando dónde y a qué precio se podría comprar las cubiertas para nuestro vehículo, encontramos que, en todo Los Angeles y alrededores, no hay tales cubiertas; que hay que esperar quince días para recibirlas.  Lindo lío.  Vamos a ver.

\LA/  Ahora, corremos hacia nuestra próxima visita, una fábrica de juguetes.

La visita de esta fábrica no trajo ningún descubrimiento nuevo, pero sí subrayó poderosamente muchos de los conceptos encontrados anteriormente, empezando con que el éxito no ocurre por casualidad, que está basado en un >>>>>>>>