prender una velita, en la esperanza de que, algún día, alguna norma emerja de todos los datos acumulados.
Y aunque se supiera pronosticar, de poco serviría en la práctica porque, de todos modos, nada se puede hacer contra semejante fuerza.
Consejo de científico: no se quede, o por lo menos no construya, en zonas propensas a terremotos.
Sin embargo se construye; aquí, el World Trade Center losangelino
Bueno, nosotros ciertamente no vamos a construir nada; y nos vamos a quedar en esta mitad del Círculo de Fuego del Pacífico sólo el tiempo estrictamente necesario para nuestra Expedición. Y mientras estemos aquí, en Alta California, ciertamente esperamos no sentir ninguno de los aproximadamente cuarenta terremotos diarios que ocurren entre las magnitudes de 1,5 y 2,5 richteres, evidentemente, y felizmente, con efectos habitualmente de 0 mercalli.
También le preguntamos a nuestro guía si creía en la influencia de la posición de los planetas u otros cuerpos celestes en la producción de terremotos en esta Tierra y si creía si quizás la mejor manera de pronosticar un terremoto por ocurrir sería observando el comportamiento de animales, comportamiento que, según se dice, muchas veces cambia bien antes de que los humanos puedan sentir el terremoto.
No, él no cree en nada de esto; lo único en que cree es en un terremoto ya ocurrido, terminado y registrado. Naturalmente, fue la opinión de una sola persona.
Después de este contacto con sismología, se nos ocurre la misma pregunta que se nos impuso después de nuestro contacto con la cartografía; ¿dónde y qué estudia la gente que se siente vocación de cartógrafo o de sismólogo?
\LA/ De Pasadena, que es el suburbio losangelino donde está el Laboratorio >>>>>>Sismológico, recorrimos ahora una corta distancia hasta el suburbio de San Marino, para visitar la Biblioteca Huntington, famosa por su colección de 600.000 libros y millones de manuscritos de interés para los estudiosos; entre ello, tesoros de las primeras reproducciones de textos por impresión.
Así es que vimos una de las Biblias impresas por Gensfleisch, mejor conocido como Gutenberg. Qué grandes son las letras, y sin embargo qué apretadas que son, y qué difícil es leer el texto; cuánto margen queda blanco alrededor del texto agrupado en una columna en el centro de la página; qué volumen - literalmente - ocupa semejante libro; cada hoja es un pergamino, y cada Testamento es una verdadera valija.
Pero también vimos impresiones todavía más viejas que las de Gutenberg, o Gensfleisch cómo quiera llamárselo. Fue él el primero en hacer impresiones con >>>>>>>>