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   Una manera de concebir el milagro de la micro-miniaturización es saber que los planos milimetrados en papel de una tal escama pueden ocupar el piso de toda una habitación, hasta de un salón de banquete.

   Algunas de esas escamas electrónicas son tan complejas que se las llama microprocesadoras - y son "micro" solamente en tamaño porque, en la rapidez de funcionamiento, son "super-macro": hasta un millón de operaciones por segundo.

> Pero aquí viene la desilusión, el subdesarrollo del funcionamiento. Esas maravillas no saben multiplicar, no saben dividir. Si se les pide multiplicar 5 por 8, no saben hacer 5 X 8 = 40; tienen que hacer 5+5 = 10, 10+5 = 15, 15+5 = 20, 20+5 = 25, 25+5 = 30, 30+5 = 35, 35+5 = 40 ...; y en la división, a la inversa.  El más subdesarrollado tipo de aritmética.

   Ahora vemos por qué los miles-de-cálculos-por-segundo no son un lujo sino una absoluta necesidad; sólo imaginarse "multiplicar" una cifra por, acaso, 2.050 sumándola a sí misma 2.050 veces ...

   Y para ello, esas maravillas pueden manejar solamente dos cifras, cero y uno. La pregunta surge: ¿cómo esas tontas máquinas reconocen un cero y un uno? La respuesta es que no los reconocen. Sólo reconocen alto voltaje para 1, y bajo voltaje para 0. El 0 y el 1 nada tienen que ver con números de cálculos, son solamente símbolos de identificación de voltaje; para comodidad de los humanos, bien se los podría llamar A y B.

   Por último, por una parte, "des-maravilla" los fantásticos instantáneos resultados de una "microprocesadora" pero también, a la vez, hace apreciar más la microprocesadora por lo que realmente es, el saber que su creación toma el equivalente de un técnico trabajando todo un siglo - en términos prácticos, que toma el trabajo de todo un equipo de técnicos e ingenieros durante varios meses ... con cada uno de los millones de elementos requiriendo hasta centenares de cálculos.

   Nada de milagro, sólo mucho trabajo previo para tener todo disponible al instante en el instante cuando se necesita.

> Finalmente, otra vez la incomprensible co-existencia de tanta ciencia, de tanta habilidad técnica, con una absurdidad; la absurdidad, en este caso, de un "kilo" no de 1.000 unidades sino de 1.024 unidades; una escama "one kay" (o sea de un kilo) no contiene 1.000 dígitos, de 0 y 1, sino 1.024 dígitos.

   Algún día, por culpa y gracia de esos genios, habrá kilos largos, kilos cortos y kilos métricos. ¿Qué no? Véase las toneladas cortas, largas y métricas que, en su oportunidad, ya mencionamos. Qué barbaridad. Que las necesidades prácticas les obliguen a juntar 1.024 unidades, bien; pero, entonces, que no se lo llame kilo. ¿Para cuándo kilómetros de 1.000 metros, de 1.024 metros, y acaso de 988 metros?