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De este mono grande, siendo que se lo tuvo físicamente en manos, se sabe que medía algo más de 1,50 metro y que tenía 32 dientes, mientras los monos realmente sudamericanos nunca miden más de 1,05/1,10 metro de altura y tienen 36 dientes; son los monos del viejo mundo que tienen 32 dientes; o sea que éste tenía mayor altura y menor dentición que los monos autóctonos sudamericanos.

Esta fotografía, la vimos, y tenemos una copia de ella. La criatura está en posición semi-sentada, o sea con el trasero apoyado contra algo de aproximadamente la misma altura, y tiene la cabeza apuntalada por un largo palo entre el suelo y la parte baja de la barbilla. Tiene la boca en gran óvalo muy abierto - si bien de comisuras bastante puntiagudas; las cuencas de los ojos, muy grandes y muy redondas; y la altura de la frente no mayor que el diámetro de la cuenca de los ojos, quizás menor, según cómo se mida.

Claro que los enemigos profesionales de Monos Grandes, Sascuaches, etc., pueden esgrimir el arma favorita de su arsenal, a saber la acusación de que es todo superchería, falsificación; pero, aun dando lugar a esta posibilidad, es difícil no acordarse al mismo tiempo, otra vez, de que, hasta fines del siglo XIX, persistentes relatos de criaturas llamadas gorilas eran ridiculizados tan persistentemente por imposibles.

¿Entonces?

Antes de olvidarnos. ¿Y qué hacía un arqueólogo, Pino Turolla, en plena selva amazónica venezolana? Trataba de investigar la existencia de una cultura de escultores y talladores de piedra posiblemente muy anterior a 3000 a.C. que es la antigüedad que se acepta ahora para la zona, tratando de encontrar figuritas de animales en piedra, dejadas por la tal cultura.

Nos preguntamos qué cuadro general de la presencia humana global en la cuenca amazónica - y qué relaciones con sus alrededores - emergerán algún día, en cien años, doscientos años, de los dispersos pedazos de indicios que abnegados, hacendosos, investigadores tratan de descubrir y de poner en contexto.

Una cosa ya parece cierta; que el cuadro no será de vacío demográfico fragmentado sino que será complejo y amplio; complejo, a juzgar por el mosaico lingüístico final ya armado; y geográficamente amplio, a juzgar por las redes de sitios cerámicos de características afines, de varias épocas pretéritas: 1) una red, abarcando de la costa venezolana, a la costa ecuatoriana y al Perú del alto Ucayali; 2) una red, abarcando de la costa venezolana, al alto Ucayali y al bajo Amazonas; 3) una red, abarcando del interior venezolano, a los llanos pacíficos ecuatorianos, a la Amazonia boliviana y al bajo Amazonas. Con nombres tan poco conocidos, herméticos, como Río Guapo, Ronquín, Tutishcainyo, El Palito, Cumancaya, Arauquín, Milagro, Masicio, Oriximiná-Santarém, y otros.

Qué promesa de conocimientos ahora imprevisibles del pasado.