colmo, de una forma y con una inclinación no muy habituales; pero sin impresión lo suficientemente consciente para analizarla. Y resultó que cuando, luego, volvió a la habitación y, por hacer algo, prendió la radio, ¿qué fue la primera cosa que escuchamos? que la Luna estaba en eclipse total.
Naturalmente, salimos corriendo y observamos el fenómeno intermitentemente durante la hora, hora y media, siguiente. El cielo estaba muy límpido como sabe serlo, según ya observamos, en estas latitudes. El fenómeno terminó cuando ya era de día y cuando la Luna había alcanzado el horizonte dentado de pinos.
Viajando hacia el pueblo de Val d'Or.
Vamos a entrar otra vez a la América Latina del Norte; esta vez, por la puerta de atrás.
La criotura está, creemos, en los 17 grados bajo cero.
Entramos a Québec. Aun el que no hubiese visto el cartel no podría ignorar el hecho. Otra vez, tenemos líneas de alto voltaje bien en evidencia, y otra vez tenemos la imponente presencia de las iglesias católicas.
Nos preguntamos por qué las iglesias católicas tienen tanta más importancia y más presencia que las iglesias protestantes. Božka dio con una razón que parece bastante lógica, a saber que la fe católica es monolítica y aglutina sus feligreses en un grupo único que puede mancomunar sus esfuerzos en un solo propósito, mientras que los Protestantes están divididos en sectas múltiples y pequeñas de manera que ninguna de ellas por separado tiene la capacidad de expresarse en una obra de envergadura.
Estamos notando una cantidad inhabitual de empresas mineras, muchas de ellas, de extracción de oro. Quizás sea el porqué, se nos ocurre, del topónimo Valle de Oro. Tenemos una cita para más adelante, en Vespuccia, con una de las más grandes minas de oro de América, si no la más grande.
Val d'Or.
La razón por la cual teníamos que pasar por este pueblo es que queremos, debemos, nos es vital, entrevistarnos con un cacique de los Ininivuks - mejor, pero impropiamente, conocidos como Cris - de la bahía de Hudson, para el cual tenemos una recomendaciòn de una Móhok que conocimos en Akwesasne, con el propósito de pedirle que nos consiga una autorización que no está al alcance del público en general, la autorización de ir hasta la bahía de Hudson.
Resulta que en el norte de la provincia de Québec, sobre una proporción sorprendentemente gigantesca del territorio, que incluye la costa de Québec sobre la bahía de Hudson, el gobierno se embarcó en el proyecto de un asombroso complejo de centrales hidroeléctricas, un proyecto de primerísima magnitud, que está requiriendo un titánico esfuerzo técnico y financiero y, en primer término, requirió el despojo de los Ininivuks, paraborígenes dueños >>>>>>>>