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Mientras tanto, los deudos de los deudos de los deudos de los deudos de los asesinados todavía esperan.

Pensábamos encontrar, en una ciudad de este tamaño, un laboratorio decente para hacer revelar las fotografías que se nos van acumulando, pero no lo encontramos; pensábamos encontrar una variedad de negocios de aparatos fotográficos para comprar uno más, pero no la encontramos; es fácil decirlo, pero las horas que lleva para descubrirlo.

Tampoco hay seguridad personal en las calles; preguntamos a un policía dónde se encontraba cierta dirección y el policía, en vez de contestar la pregunta, dijo que no nos convenía caminar por aquel barrio; le preguntamos por qué, y su respuesta fue: porque Ustedes tienen la tez demasiado clara; tuvimos que admirar en qué manera delicada nos indicó el problema racial.

Por ello, como en Chicago y otras ciudades, no nos atrevimos a pasar las noches en la calle y nos fuimos a un motel. Lo que nos llevó a otro desagrado.

En este país, donde por lo general los moteles están limpios, pulcros, bien atendidos, en Denver, los encontramos sucios, decaídos; y en varios, ni le abren la puerta de lo que tendría que ser la recepción para atenderlo, le hablan por un sistema de micrófono de detrás de un tabique de vidrio a prueba de balas por temor a asaltos.

Vimos, en pleno centro, un edificio que, por analogía con el que vimos en Chicago, apostamos que sería una cárcel. Averiguamos. No, no señor, no es una cárcel, es el Museo de Bellas Artes.

Una especialidad de Denver es un tipo de grampa que adorna la rueda delantera de ciertos coches. Sí señor, son unos fierros que la policía le coloca a los vehículos estacionados en infracción y/o que no pagan sus multas, de manera que el dueño no puede mover su vehículo hasta haber pagado todas las multas que debe, más un derecho adicional por el privilegio de haber tenido su coche adornado con la grampa durante bastante tiempo como para que por lo menos algunos de sus amigos o conocidos hayan visto que no solamente estaba, o había estado, en otro sitio, en infracción sino que, peor, había sospecha de mora con sus multas.


La grampa

Otro aspecto desagradable del tráfico de Denver es que las autopistas están permanentemente sobrevoladas por helicópteros de la policía.

Pero, evidentemente, no habrá en este mundo cosas tan malas que no tengan algo bueno.

Denver tiene una emisora radiofónica pública - quiere decir no comercial, pero tampoco gubernamental - con programas de música tan eclécticos como se pueda desear; y no por tajadas de cada tipo de música, sino saltando de tipo a tipo >>>>>>>>