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emprender la loca expedición por el paso Chilkoot hacia Whitehorse, y eventualmente el Klondike y sus campos auríferos.

Fue solamente luego, cuando se descubrió otro paso por las montañas, el White Pass, que se creó un nuevo poblado, mejor dicho una nueva toldería, como cabecera de esta nueva huella; cabecera que se conoció, y conoce, por el nombre de Skagway. Como, eventualmente, hasta se construyó un ferrocarril por este nuevo paso a través de las montañas, Skagway se afianzó como un pueblo duradero, y Daía decayó y pasó al olvido.

Fuimos hasta la cabecera misma del paso Chilkoot; lo vimos como una huella en el sentido más elemental de la palabra, por entre tupidos matorrales, lo que, evidentemente, no es el aspecto que tenía durante el gran tráfico de la corrida del oro. Lo que pasa es que, por naturaleza, esta zona tiene mucha vegetación; y si bien, por la intensidad de aquel tráfico y actividades afines, todo vestigio de vegetación había desaparecido, cuando se derrumbó el tráfico, la naturaleza recobró sus derechos, y todo está otra vez cubierto de densa vegetación.

Al enterarse de las condiciones imperantes en este Chilkoot Pass, uno realiza todavía más la locura, o la desesperación, o el entusiasmo, de aquellos visionarios del oro. Del punto de vista geográfico, el terreno es sumamente difícil, quebrado, empinado, resbaladizo. Del punto de vista climático, hay, aun en verano, una permanente mezcla de fuertes lluvias, de nieves dejadas por el invierno anterior, de frío, de fuertes vientos. Y siempre hay el peligro de osos.

También visitamos un cementerio de significado muy singular, especialmente si se lo compara con aquel cementerio que vimos en Dawson City. En este cementerio, están enterrados unos cincuenta de los esperanzados del oro, todos matados en el mismo momento por un alud mientras seguían la hilera humana por el paso de Chilkoot. La relación entre este y aquel cementerios es que - mientras que, en aquél, descansan muchos de aquellos que, lograron cruzar las dificultades de este paso, lograron llegar a su destino, lograron hacer lo que querían hacer, y lograron vivir una larga vida ulterior - en este cementerio, descansan unos desafortunados quienes apenas si dieron los primeros pasos hacia la realización de sus sueños y ya se les cortó el hilo de la vida.



El cementerio

Sacamos una fotografía de este cementerio a eso de las 23:30; incidentalmente, en el crecido bosque alrededor de este cementerio, vimos gran cantidad de lirios salvajes, tan lindos como los de los floristas, mezclados con rosas salvajes y otras flores; sacamos una fotografía de los lirios a eso de la medianoche.

Volviendo a la huella de Chilkoot, resulta que durante los primeros sesenta años después de su abandono, nadie más se acordó de ella - hasta que, en los años 1960, por alguna razón, empezó una nueva moda; la moda de recorrerla por deporte.