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como para estar listo, por cualquier emergencia, a pegar el salto y desaparecer.

Ya bien pasada la medianoche, sacamos una fotografía del conejo cenando, luego, del coche en su nido de matorrales y, finalmente, de una flor; todo, naturalmente, con plena luz diurna.



Božka con el conejo

Esta noche es la primera vez que hemos tomado medidas extraordinarias de seguridad porque es la primera vez en todo este viaje que sentimos un ambiente raro:

)> no lejos de aquí, vimos, a orilla de la carretera, un automóvil vandalizado, lo que sería más apropiado ver en alguna ciudad del Sur;

)> un poco más tarde, pasó una cosa curiosa: venía una camioneta, del muy poco tráfico que hay, y de atrás surgió una avioneta, prácticamente a ras de tierra, en la misma dirección que, y por encima de, la camioneta, como si hubiera querido sacarle el cuero cabelludo, un incidente bien raro;

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y, por otra parte, ya que el porte de armas de fuego está libre en Alaska, parece que todo el mundo dispara a todo lo que puede, especialmente a las indicaciones viales y a los tachos de basura - y luego se sorprenderán y se quejarán cuando las autoridades les quiten el privilegio de llevar armas de fuego.

Así que, por primera vez, severas precauciones para la noche.

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*

Esta mañana, seguimos viajando pues hacia el pueblito de Tofty, a ver qué encontramos allí.

Nos paramos un ratito para retomar aliento, y aprovechamos la oportunidad para anotar que, hasta ahora, la topografía siguió levemente ondulada, y que la vegetación, que, hasta esta mañana, estaba del tipo boscoso, ahora se ha vuelto del tipo pasto grueso seco de altura.

La razón por qué tuvimos que esperar una parada para hacer estas anotaciones es obvia: el camino es pésimo; después de este camino, las cubiertas habrán envejecido de diez años, si es que lo sobreviven.

Por lo menos, acabamos de disfrutar otra vez de los placeres de la fraternidad caminera: recién pasó un coche, y como nosotros estábamos parados, nos preguntó si necesitábamos ayuda.  Qué caricia para el alma.

Es poco habitual estar tostándonos en una ambitura de 23 grados a la sombra, y mucho más al sol, cerca de un manchón de nieve, vestigio de las nieves invernales.